n situaciones excepcionales es necesario tomar medidas extraordinarias. Esta es una de las lecciones que sin duda se pueden aprender de esta pandemia de covid-19 que estamos sufriendo y que muchos consideran que cambiarán de forma sustancial nuestra forma de hacer las cosas y relacionarnos. Así por ejemplo ya hay numerosos congresos médicos que se están planteando de forma virtual, ante la incertidumbre de saber cuanto tiempo se mantendrá esta situación y acuciados por la necesidad de continuar avanzando en el desarrollo de nuevos tratamientos para otras enfermedades como puede ser el cáncer.
Es el caso, por ejemplo, del congreso de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO son sus siglas en inglés). Se trata junto con el congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) de la cita más importante de oncología, que reúne de forma anual en Chicago a más de 30.000 expertos durante cinco días de intensas reuniones, ponencias y debates. Este año ya han decidido que el congreso tendrá que ser virtual, ya que para finales de mayo que es cuando estaba previsto celebrarse, la situación en los Estados Unidos es posible que esté lejos de estar normalizada.
Durante los últimos años los avances en las tecnologías de la comunicación están permitiendo este tipo de citas virtuales. Las teleconferencias y los streamings venían pisando fuerte, pero las circunstancias excepcionales de esta pandemia han hecho que se empiecen a explorar mucho más en serio. Aunque es muy posible que cuando la normalidad se retome también regresen los congresos presenciales, esta opción virtual habrá demostrado su validez para facilitar el acceso a todos aquellos que no pueden pasarse una semana en un congreso en la otra punta del mundo.
Sin embargo, no dejamos de ser animales sociales que necesitamos el contacto. Muchos investigadores inciden en que, aunque la opción virtual es interesante para lo que son ponencias de nuevos avances, estas citas no permiten interrelacionarse de igual forma a los investigadores que de forma presencial. La necesidad ha obligado a reinventarse, pero muy a buen seguro a partir de este año los congresos ya no serán los mismos y es posible que empecemos a ver formatos mixtos que permitan no congregar a 30.000 expertos bajo un mismo techo, pero que sigan permitiendo esa importante labor de socialización entre diferentes grupos investigadores.