El proyecto de ley de libertad sexual, no tiene nada que ver con equipara prácticas de coito vaginal, con el anal u oral, y cada cual lo ejecute como mejor le plazca, nunca mejor dicho. Tampoco con reconocer que las mujeres puedan acosar sexualmente a los hombres, abusar de ellos, ni violarlos. ¡No, no, que va; ni de coña! Va de proteger a las mujeres de la violencia machista en todos sus aspectos, tipificando bien sus variantes delictivas, y endureciendo las penas por esos delitos. Sólo sí es sí, es el eslogan feminista, y se acabaron todas las interpretaciones. Me parece, no cojunudo, sino ovárico, si se me permite la expresión. Por eso propongo a los hombres que intenten iniciar una acto sexual, completo y satisfactorio, con mujer, hombre; o muñeca/o en su caso, que lleven encima un escrito de “consentimiento informado”, claro y detallado de lo que se pretende en esa relación, y sea aceptado por las partes, sean las partes que sean, y un certificado final de “plena satisfacción”, acorde a lo acordado de manera cuerda y cordial. No es cachondeo; lo digo convencido de que las cosas bien hechas, bien parecen, y este asunto debería estudiarse en profundidad por el gobierno, antes de llevar la ley a su promulgación por Felipe VI. De paso, quiero exponer que me opongo a la segregación de niñas y niños en colegios concertados. Una aberración mental, que debería dialogarse a patadas en sus partes con quienes los dirigen y permiten.