El periódico del 22 de julio de 1996 abría su edición con el entierro de las víctimas de la explosión que se produjo en Bazán a bordo del petrolero libio "El-Hani".
Hasta un total de cuatro personas de los servicios de seguridad y bomberos de la factoría ferrolana de Bazán se encontraban a bordo del petrolero libio "El-Hani" cuando se produjo la explosión y posterior incendio que acabó con la vida de dos trabajadores de la compañía auxiliar "IRIS" en el mediodía del pasado sábado 20 de julio. Según una nota hecha pública ayer por Bazán, la dotación de bomberos de la empresa hizo acto de presencia "inmediatamente" en el lugar de los hechos y sofocaron "con rapidez" el incendio, a pesar de lo cual no pudieron salvar a Felipe Filgueira y Sergio Díaz, que se encontraban en el fondo del tanque cuando se produjo la deflagración y cuyos cadáveres no fueron recuperados hasta casi dos horas después. Decenas de personas asistieron al entierro de Sergio Díaz en Bergondo (en la imagen), al igual que al de Felipe Filgueira en Santa Cecilia. Se desconoce por el momento la causa del estallido de los gases acumulados en el interio del tanque.
Los investigadores de la tragedia aérea sufrida por el vuelo de la compañía TWA están cada vez más convencidos de que se debió a una bomba o algún otro explosivo, pero esperarán hasta tener pruebas absolutamente concluyentes para anunciarlo. "Sé que hubo un hecho catastrófico en el avión. Lo menos probable es que fuera mecánico", dijo ayer James Kallstrom, director del FBI de Nueva York. El mal tiempo impide a los investigadores la búsqueda de pruebas pero los residuos químicos hallados en los escasos restos del aparato recuperados no coinciden con una posible explosión de combustible.
La caída del Muro de Berlín propició que millones de personas de todo el mundo guarden hoy en sus hogares, sobre la repisa de una estantería, encima del televisor o cubriendo un manojo de folios, trozos desiguales de la "vergüenza" que dividió Europa durante tres décadas. Con menor afán que en Berlín desaparecen ahora los "granitos" de la plaza que supone el epicentro del corazón de La Coruña: María Pita. Hasta 300.000 adoquines, según cálculos visuales, alfombran el suelo del recinto coruñés que, en los últimos tiempos, asiste impertérrito a un suceso sorprendente. Cerca de un centenar de "piedras" han puesto ya pies en polvorosa, acaso cansadas de los pisotones que les propinan los paseantes.