Ferrol, a partir del siglo XVIII, no se puede explicar obviando al Arsenal y los astilleros, que provocaron en toda la comarca una auténtica revolución industrial, social y cultural para convertir un puerto pesquero en una de las ciudades más cosmopolitas y pobladas de Galicia. Por todo ello, en “Ferrolterra, onde dá a volta o mar” —la exposición de Diario de Ferrol que se puede ver en la plaza de Armas hasta el 30 de septiembre— la industria naval ocupa un lugar destacado: “Ferro e salitre”.
La primera de las caras de este cuarto cubo está dedicada a la “Factoría que delineou o horizonte” que, hace 25 años, cuando empezó a editarse este periódico, todavía se llamaba Empresa Nacional Bazán. Poco después, del 2000 al 2005, su nombre fue Izar para dar paso posteriormente a la actual Navantia.
Que el tejido industrial de Ferrolterra dependa del “monocultivo” del naval, como lo han definido muchos a los largo de estos años, implica que se haya dado en este cuarto de siglo una situación de “dientes de sierra”, con sus ciclos de bonanza y otros tantos de falta de carga de trabajo en las gradas.
Diario de Ferrol ha dedicado miles de páginas al astillero. Tanto a sus grandes proyectos como a las reivindicaciones de sus trabajadores y de las empresas auxiliares. Ahora, según datos de 2023, que Navantia suponga el 15% del PIB industrial de la provincia confirma una perspectiva esperanzadora.
Heredera del primer astillero dieciochesco, con la Armada Española como principal contratista, sus grúas cigüeña perfilan un “skyline” que se ha convertido en un símbolo de resistencia y pertenencia. Inmersa en un proceso de transformación digital, Navantia es un referente mundial en fabricación de buques militares y mantiene una apuesta firme por la sostenibilidad y la transformación energética, siendo fundamental la transferencia de conocimiento con el Campus Industrial de Ferrol.