Si la última noche del año es ya de por sí un reto para los responsables de seguridad de cualquier municipio mediano o grande, a la de 1999 hubo que sumarle además la incertidumbre ante el conocido como “Efecto 2000”, del que Ferrol y comarca, como el resto del mundo, tampoco pudo librarse.
La omisión de la centuria en el año para el almacenamiento de fechas por parte de los programadores causaría un error de software al aproximarse el primer día del año 2000 y, en este contexto, creció el miedo de que los sistemas informáticos fallasen, provocando el caos. Finalmente, el sábado 1 de enero se registraron únicamente pequeños errores casi anecdóticos después de haberse invertido cerca de 214.000 millones de euros en todo el mundo para evitar el “apocalipsis”.
El miércoles 22 de diciembre de 1999, Diario de Ferrol informaba de que “el alcalde, funcionarios y concejales recibirán el nuevo año en el concello”, explicando que “un comité de Contingencias paliará los contratiempos del ‘Efecto 2000’”. El órgano estaba formado por los jefes de Bomberos, Policía Local y Protección Civil, el alcalde, concejales, trabajadores municipales y encargados de las empresas de servicios, como el alumbrado o los semáforos.
“El regidor, Xaime Bello, recordó que desde la Delegación del Gobierno de Galicia se trasladó al Concello un escrito dando cuenta del plan estatal de contingencias para evitar problemas que pudieran afectar a las prestaciones de servicios básicos como el agua, la luz o la seguridad”, se podía leer en la noticia, añadiendo que el alcalde lanzó un “mensaje tranquilizador a la ciudadanía” para recordar que ya se habían tomado medidas de cara a tener “unha feliz saída e entrada de ano”.
Pero el Concello no era ni mucho menos la única institución en alerta durante aquellos últimos días de 1999. La empresa Fenosa y el hospital Arquitecto Marcide contaron con sus propios planes, coordinados con el municipal. Sin embargo, el más significativo fue el de la Armada, que puso en marcha “una Oficina de Transición para evitar el ‘Efecto 2000’ creada por Real Decreto el 27 de agosto”, tal y como recordó este periódico el 22 de diciembre.
En concreto, el objetivo principal pasaba por “regular la actuación de las Fuerzas Armadas y la Armada en apoyo de las autoridades civiles en el caso de producirse una situación extraordinaria” y el Almirante Jefe de la todavía Zona Marítima del Cantábrico, Rafael de Morales Romero, coordinaría la constitución de una Célula de Crisis que se activó entre el 31 de diciembre y el 2 de enero en el Palacio de Capitanía.
Estaban preparados para tareas de seguridad pública, suministro de agua potable y el reparto de alimentos. Asimismo, se pusieron diferentes vehículos como camiones y ambulancias a disposición del Concello, instalándose “puestos de socorro, suministrando medicamentos y poniendo al servicio del Sergas el Hospital Naval”.
No obstante, no todos los concellos se lo tomaron tan en serio y Narón, sin ir más lejos, “no creará ningún dispositivo especial por el ‘Efecto 2000’”, se podía leer en el titular, ahondando en que “el alcalde, Xoán Gato, declaró en el pleno que asume toda la responsabilidad”.
Su argumento, en todo caso, defendía que los municipios que tenían informatizados los servicios sí podían tener problemas, pero allí, “o único que pode pasar é que nos quedemos sen luz e, entonces, chamaremos a Fenosa para que a repoña canto antes”.
Mientras, en Ferrol sí se tomaban en serio los preparativos. Fue el 29 de diciembre, hace hoy 25 años, cuando se celebró la reunión crucial del comité para fijar “un completo plan de contingencias”. Así, por ejemplo, Bomberos, Policía Local y Protección Civil doblaron sus turnos.
Se pusieron teléfonos especiales a disposición de la ciudadanía y el Concello “se ha provisto de generadores eléctricos para posibles carencias de suministro y se estará a la espera de lo que suceda en otros países donde el año 2000 llegará con anterioridad, conociendo así posibles efectos”. En todo caso, a pesar de tomarse las uvas en el Palacio Municipal, se cumplieron las expectativas y, al menos en Ferrol, no se registraron incidencias más allá de las habituales en Nochevieja.