Hay cosas que no hay que plantearse, son así. Como por ejemplo, que si se ponen a la venta las entradas para un concierto de Joaquín Sabina en A Coruña, todo el mundo en la ciudad corre a hacerse con una. Así tengan que estar veinte minutos en la cola virtual, los sabineros coruñeses no pierden la ocasión de volver a ver al maestro. Por lo que pueda pasar.