Menchu y Fada, la dupla cedeiresa en el paragility español

Bajo el lema “A culpa non é do can”, Lobos de Naraío está integrado por Javier Sánchez y Menchu Iglesias, un equipo más que consolidado en el mundo del agility. Ella, en concreto, acaba de ser subcampeona de España de paragility en el Campeonato de Yunquera de Henares (Madrid)
Menchu y Fada, la dupla cedeiresa en el paragility español
Menchu Iglesias y su border collie, Fada | CEDIDA

Menchu Iglesias y Fada son una pareja de Cedeira que –a pesar de tener alguna desavenencia a lo largo de su historia que las ha llevado a trabajar por separado– funcionan hoy como un todo. Llevan 8 años creciendo juntas, desde que la border collie tenía apenas dos meses, y este fin de semana se hicieron con el subcampeonato de España de paragility, celebrado en Yunquera de Henares (Madrid). Ellas son parte de Lobos de Naraío, un centro de adiestramiento y educación canina ubicado hoy en Narón.


El agility es una disciplina deportiva en la que los perros tienen que hacer un recorrido compuesto por una serie de obstáculos –un total de 22, tanto de salto como de habilidad–, pero en el caso de Mechu y Fada hay que hablar de paragility, puesto que la parte humana de esta dupla va en silla de ruedas.


Esta disciplina, que gracias a los avances en la inclusión de las personas con discapacidad está cada vez más extendida, hace una adaptación de las pruebas más clásicas de los concursos de agility, aunque con menos pruebas, eso sí. Menchu Iglesias lleva 11 años en este ejercicio, aunque las competiciones no llegaron hasta mucho después. Tuvo que llegar Fada y, con “mucho trabajo” consiguieron estar donde están hoy, es decir, con títulos de renombre y con tan solo un año de campeonatos a las espaldas.


“Tienes que tener mucha tolerancia a la frustración”, explica Iglesias que, entre risas, expone el la razón, y es que “tu compañero es un perro”. “Ganar siempre está genial, porque es un reconocimiento del trabajo, pero en este mundo todo el esfuerzo se puede ver truncado en un segundo. Los mejores también pueden perder una pista y si pasa esto, pierdes el campeonato”, comenta la cedeiresa. Y es que, como ella misma apunta, “gestionar los estados de un perro puede llegar a ser muy complicado”. “Es un trabajo que aunque no tenga un premio, ganas día a día y el galardón es el colofón”, apostilla, siendo consciente de la cantidad de horas que hay detrás de estos reconocimientos. 


La adaptación

 

La Federación Galega de Caza optó por la modalidad en la que compite Iglesias como una adaptación del agility, porque si no, las personas con una discapacidad “no podrían participar nunca, no sería posible maniobrar, por ejemplo, con una silla de ruedas. Además, las exigencias que tienen las pistas no adaptadas es muy grande, se guía con la voz, las manos o los pies, influye todo el movimiento corporal”, explica la de Cedeira.


Las dificultades de movilidad son la principal desventaja, pero el paragility lo que hace es reconocer que “se necesita una adaptación de la pista para que las personas con discapacidad puedan participar en igualdad de condiciones”, explicó. 


“Es verdad que es algo tan reciente que todavía estamos en proceso de aprendizaje general, desde los jueces hasta los competidores”, continúa, a lo que añade un dato que poner en relevancia, ya que Menchu Iglesias es la única persona en silla de ruedas que compite a nivel estatal.

 

Lobos de Naraío


Iglesias, que ahora forma parte del equipo directivo de Lobos de Naraío, no sabía que iba a acabar estando en el palmarés de España. Ella llegó con Lola, un pastor alemán que tenía muchos problemas de miedo después de sufrir maltrato por parte de sus anteriores dueños. Pidiendo opiniones acabó en la asociación de Narón.


Empezaron en educación, para trabajar una confianza que le permitiera (a Lola) tener una vida plena. En este momento, Iglesias, aun caminaba.


“Fue pasando el tiempo y yo me fui enganchando”, comenta, aunque confiesa que “lo del agility no lo tenía nada claro, porque yo no podía correr y ves como algunos van casi volando”.


“Yo siempre fui una persona deportista, cuando tuve el accidente (17 años) era campeona gallega de atletismo. El deporte siempre ha sido una forma de amueblar la cabeza, el estar acostumbrada a pelear y tener objetivos me ayudó mucho en la recuperación. Esta disciplina, sin embargo, llegó mucho después”, expuso Iglesias echando la vista atrás. La vitalidad que desprende la subcampeona de España es contagiosa, por eso no sorprende que se entieda tan bien con aquellos compañeros que, de manera incondicional, siempre son los más fieles.


Asimismo, el ejercicio del paragility funcionó como un “catalizador” para su adaptación posterior. “Cuando empecé era por probar, sin ningún tipo de presión. Javi –director de Lobos de Naraío y, actualmente, marido de Menchu– me dijo que sí, pero después me enteré de que se había llevado las manos a la cabeza”, comenta entre risas. 


Era algo completamente diferente, los entrenamientos había que cambiarlos en su totalidad y dentro de la agrupación no había nadie en sus mismas condiciones. Aún así, el esfuerzo le pudo al desconocimiento y el gran trabajo que llevan años realizando ha dado sus frutos.

Menchu y Fada, la dupla cedeiresa en el paragility español

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