De Caranza a Alemania para seguir a La Roja

Kike Soto ha ido a los encuentros de la Selección por todo el país junto a su mujer en una furgoneta
De Caranza a Alemania para seguir a La Roja
Kike con la camiseta del Galicia de Caranza antes de entrar al estadio | Cedida

Enrique Soto Gómez, Kike, es un hombre muy conocido en el mundo del fútbol local por llevar casi tres décadas al frente del Galicia de Caranza, el club de sus amores y de su barrio. Por eso, cuando decidió seguir a la Selección Española en los diferentes partidos de la Eurocopa no dudó ni un momento en llevar consigo tanto la camiseta como la bandera de la mítica entidad caranceira

 

Junto a él, su mujer Manoli Sanjuan, que hizo un gran esfuerzo laboral para poder ausentarse un mes de su puesto de trabajo. "Siempre tuve ilusión por ir a algo así, a un Mundial o a un Europeo, y ella siempre me ha acompañado, así que se animó y salimos el 12 de junio hacia Berlin, para ver el España-Croacia", rememora, contando que tenía entradas para los tres primeros partidos.

 

Salieron de Ferrol el 12 de junio en una furgoneta Camper alquilada y llegaron dos días después a la capital alemana tras recorrer 2.500 kilómetros. Con el primer triunfo de España se fueron a Gelsenkirchen a verla contra Italia y después a Düsseldorf para el último partido clasificatorio contra Albania. En los octavos de final, en Colonia, vieron a La Roja vencer ante Georgia y en cuartos contra la anfitriona; pero su tiempo de vacaciones se agotó y no pudieron ver ni la semifinal contra Francia ni la final contra Inglaterra

 

Disfrutando del país

 

"No me imaginaba que España iba a ser campeona, porque hubiésemos cogido más tiempo de vacaciones", bromea Kike, valorando que no solo les sirvió para ver fútbol, sino también para "ver más ciudades, conocer el país, disfrutar de las previas con aficionados de otros países, sin altercados, tomando una cerveza, que es lo típico... Eso sí, cuando ganábamos, cantábamos más nosotros".

 

Disfrutando de una temperatura agradable durante su estancia, "parecida a la gallega, pero solo nos llovió un poco un día", apreció en Alemania que "son más respetuosos y más limpios, había mucha tranquilidad y seguridad en todos los lugares que visitamos". Además, a ambos les ha encantado la experiencia de viajar en furgoneta y ya están mirando una.

Imagen editada
Kike posando junto a la furgoneta con las banderas | Cedida

"Decíamos que o veníamos separados o con más cariño, y parece que ha sido con más cariño. Yo estoy jubilado, a ella le queda poco para jubilarse, así que cuando sea dejaré el fútbol quizás y me dedicaré a pasear y a disfrutar a su lado", augura Kike, que portó durante el trayecto la bandera española, la gallega y la del Galicia de Caranza, dejándose ver y conociendo por ello a gallegos e incluso a un padre y una hija del barrio: "Estaban en Alemania, pero tienen familia al lado de donde vivo yo", explica.

 

Generosidad

 

"Yo tenía todas las entradas disponibles desde el principio y, a medida que avanza la competición, la UEFA te hace una venta preferente por correo electrónico, dejándote comprar un máximo de cuatro", señala, desvelando que sus pases para ver la semifinal acabó cediéndoselos a unos murcianos que no tenían. "Esa es una parte negativa, pues creo que la Federación Española debería haber apostado un poco más para que la gente fuese desde España y que se distribuyesen mejor los billetes porque yo veía asientos libres y también a muchos españoles sin poder pasar o que les habían timado en la reventa", sostiene.

 

Él, ya de vuelta a casa, vio el partido contra Francia en Cantabria y la final en la que La Roja se proclamó ganadora en el local del Galicia de Caranza: "Ahora lo tenemos muy moderno, con televisiones por todos lados, y estaba lleno... Ver allí tanta gente disfrutando y cantando los goles fue muy emocionante", recuerda el que seguro que fue recibido como el héroe del barrio después de su periplo.

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