Cuarenta minutos para seguir haciendo historia o cuarenta minutos para despedirse por la puerta grande de la Eurocup. Pase lo que pase esta tarde en la pista húngara ante el DVTK –18.00 horas– el Baxi Ferrol cerrará este encuentro de vuelta de octavos de final del trofeo continental con la cabeza muy alta.
Un partido al que las de Lino López llegan tras un espectacular choque vivido en A Malata en el que las ferrolanas demostraron que tienen las armas para doblegar a un “todopoderoso” en Europa. ¿Su posible punto más débil? El físico y las bajas.
Un talón de Aquiles, especialmente la falta de rotaciones, que pudo comprobar en el partido ante el Joventut y, ahora ante las húngaras, el regreso a la cancha de Blanca Millán o de Moira Joiner estará condicionado por sus sensaciones tras el entrenamiento que llevarán a cabo esta mañana.
Y si bien el partido de ida “fue muy bueno en todos los sentidos”, como subrayaba el preparador antes de su partida, “te estás enfrentando a un equipo muy físico y perdimos el rebote de forma holgada. Hay que intentar que el equipo trabaje para que no te penalice esta situación”.
Una asignatura a mejorar si el Baxi quiere que esos cinco puntos de renta con los que llega a la casa del DVTK valgan para seguir avanzando en este sueño, convertido en realidad a base de trabajo que están viviendo las locales.
En su filosofía del partido a partido, la única vista atrás que echa López para utilizar en el duelo de esta tarde es de aprendizaje. Así, además de un mayor control de rebote, hacerse con el ritmo de partido se presenta como clave para dar un paso más en Europa. “Ser nosotras quienes lo controlemos, que no anoten puntos rápidos”, comenta López, “eso fue lo que nos penalizó en el segundo cuarto (11-29)”. Lo que junto con una mayor intensidad defensiva –”si vamos a marcadores de 97-90 es difícil ganar”–, pero para eso tienes que estar bien a nivel físico, con todas las jugadoras y eso es lo más preocupa”.
Tras un duelo de ida en el que Mataix marcó el camino a seguir y A Malata fue clave para enfilar esta senda, las tornas cambian en la vuelta, con las húngaras contando en este caso con su particular jugadora número seis. “Jugar en casa te da muchas cosas. Es un factor que notas mucho como jugadora”, comentaba Gala Mestres, “el ambiente, el público te anima y eso hace que las cosas sean más fáciles. Allí el ambiente será complicado”.
Si bien, la filosofía del grupo sigue siendo la misma. “Tenemos que disfrutarlo. La ilusión cuenta mucho, tenemos que dejar todo en la pista”, añade una Mestres que viene d firmar 29 puntos ante el Juventut, escalando la montaña que dejó su compañera Mataix en el anterior choque en A Malata. “Es un partido que si terminas y piensas que has dado el cien por cien, puedes estar orgullosa de todo el trayecto que hemos tenido en la Eurocup”, sentencia.