Los jugadores de O Parrulo, Rubén Orzáez y Manu Aguayo, junto a su preparador Gerard Casas y Pol Cuarian, ayudante técnico, se acercaron este jueves a echar un vistazo a la exposición que Diario de Ferrol mantiene en la plaza de Armas por sus 25 años. El grupo se acercó hasta el cubo que menciona el célebre ascenso del club a Primera en 2017 y, ya de paso, hizo un breve repaso por la historia reciente de la ciudad naval, recogida en la muestra.
Los cuatro han hecho de Ferrol su segundo hogar por el deporte, y coinciden en varias cosas sobre la ciudad: el ambiente de humildad y familiaridad que se respira dentro y fuera de su club, la buena comida, y el clima al que cuesta acostrumbrarse –que solo Casas, nativo de Barcelona, reconoce disfrutar–.
“Siempre quise vivir un año aquí en Galicia”, comenta el jienense Aguayo que, al mudarse solo, agradece tener aquí a su pequeña familia “parrula”. Para Casas, esta oportunidad también porta un significado especial, ya que implicaba regresar a España tras años entrenando en Malasia. “Es bonito, todo el mundo es muy majo y positivo, es un poco diferente a las grandes ciudades, me gusta”, señaló. Algo que se traduce en un ambiente de mayor libertad y confianza “que hace todo más fácil, el día a día es bueno”.
“Tanto el club como la afición dejan trabajar, y eso al final te da esa tranquilidad para sacar lo mejor de cada uno”, coincide Orzáez, que tras tres años en el equipo se siente ya “totalmente adaptado” a la vida ferrolana. De esta temporada destaca que “somos un grupo joven y se nota, porque te contagian esa ilusión y esas ganas de querer ganar”, un hambre que Cuairan subraya, “se transmite en cada entrenamiento, y eso para nosotros es fundamental”.
Él reconoce haberse “sorprendido” por la cantidad de seguidores del club que se personaron en A Malata en la primera jornada liguera, y sabe que ese apoyo estará ligado a su desempeño en liga. “Si conseguimos que la gente dé ese puntito, en casa seremos un rival muy, muy fuerte”, dice.