No cambia la mala racha por la que atraviesa el Racing en el nuevo año. El equipo ferrolano encadenó ante el Celta B su tercer tropiezo consecutivo, un resultado que deja un regusto amargo por mostrar un equipo ferrolano al que le faltó mordiente en su parcela ofensiva. Fue el resultado de un mal partido, en el que durante la primera parte no fue capaz de acercarse a la portería y en el que, a pesar de que tras el descanso mejoró, se vio condenado por un dudoso penalti que lo dejó compuesto y sin puntos en su retorno a Balaídos.

Tomó el Racing desde el principio el control de la pelota ante un rival que apostaba por buscar su opción a través de la velocidad cuando recuperaba la pelota. Al equipo ferrolano, sin embargo, esta estrategia no le sirvió para generar ocasiones sino que, al contrario, fue el filial celeste el que disparó primero sobre la meta rival. Un disparo de Miguel Rodríguez desde dentro del área tras incorporarse por la izquierda fue detenido por Gazzaniga en una acción que demostró dónde estaba el peligo local.

Fue el Celta B, de hecho, el que dominó la situación en la parte central del primer período, con especial protagonismo de Losada y Tincho Romero a través de sus apariciones cerca de la portería contraria. De todas maneras, el dominio de la escuadra local no llegó a traducirse en ocasiones claras para marcar ante un Racing que, por contra, parecía no encontrar el camino para acercarse a la portería celtiña.

Solo en el tramo final del primer período pareció el Racing encontrar cierta claridad para plantarse ante la portería de la escuadra local –sobre todo a través de la verticalidad por  la derecha de Carlos Vicente–. Sus opciones, sin embargo, no llegaron más que a balón parado y por eso el duelo llegó al descanso con el 0-0 inicial.

Cambio

Arrancó la segunda parte con los dos primeros tiros entre los palos del partido –el del filial del Celta, a cargo de Tincho Conde; el del cuadro verde, a cargo de Carlos Vicente–, que los porteros de ambas escuadras no tuvieron demasiados problemas en detener. Pero, además de la disposicion táctica, que reforzó el centro del campo, el partido también cambió en la manera de desarrollarse, con dos equipos más incisivos y con ganas de generar peligro –el conjunto de la ciudad naval, a partir de la entrada de Heber Pena, que revitalizó el ataque de los suyos con un centro y un disparo rechazado por el meta local–.

Parecía, con el paso de los minutos, que el  partido bajaba su ritmo cuando el Celta B se encontró con un penalti debido al agarrón de Fran Manzanara a Barcia, pena transformada por Losada. A partir de ahí, el conjunto visitante apretó el acelerador para recuperar el empate. Tuvo ocasiones para ello, pero no acertó a transformarlas y se quedó con una derrota más en su cuenta.