Con el sentimiento racinguista ya interiorizado y superados los exámenes y pruebas médicas y físicas –que hoy se prolongaron un poco más de lo previsto–, el meta vigués Yoel Rodríguez y el pivote maño Álvaro Sanz vivieron su puesta de largo en las instalaciones de A Malata, acompañados en este evento por el presidente de la entidad, Manuel Ansede, y asimismo por sus familiares, arropando a los suyos en esta nueva etapa, tanto para los propios jugadores como para la entidad. 

La casa verde recibe, todavía saboreando la experiencia del pasado ejercicio, a un nuevo exmeta del Eibar esperando, tanto la afición como él mismo, repetir el buen hacer individual y colectivo de la anterior campaña. Con el anterior ejercicio todavía muy presente, son prácticamente inevitables las referencias y comparaciones respecto a un Ander Cantero que, como bien señala el vigués, “dejó un sitio muy duro para poder superarlo, pero esperemos que después de la gran campaña que hizo nadie lo eche de menos con nosotros”, comenta el Rodríguez, deseando “una temporada buena, feliz y que cuando acabe salgamos de aquí satisfechos”. 

El portero, que sumó casi una década en las filas de un Eibar en el que ejerció la capitanía, destaca, precisamente esa veteranía y punto de unión en el vestuario, como punto a valorar, además del deportivo. “Los que somos más mayores, por así decirlo, nuestro cometido son más cosas”, cuenta Yoel, “vivimos más experiencias buenas y también malas. En Eibar siempre ayudé a mis compañeros en lo que era necesario y creo que di mi mejor versión en cuanto a ser capitán”. 

Con ese plus, el portero de la cantera celeste aterriza en un Racing que, cuando tocaba como rival “estábamos todos cagados, y era un recién ascendido”, comenta en relación a lo complicado de esta competición. “El reto es hacer otra temporada, hacer como mínimo lo mismo, ojalá sea mejor, y que la gente cada vez que venga y vayamos sepan que van a tener un partido durísimo y complicado”.

El romance maño

En su idilio con tierra maña, el nuevo “galán” racinguista procedente de la provincia de Zaragoza es el pivote Álvaro Sanz, “convencidos de que va a triunfar y llegar a metas mayores, con nosotros o en otros equipos”, declaraba el dirigente racinguista antes de cederle la palabra a la nueva “brújula” de la bomba verde.

“No necesité mucho para convencerme de venir al Racing”, se sinceraba el jugador en su presentación”es un club que lleva mucho trabajo detrás. Soy un chico trabajador, vengo a aprender –mencionando el nombre y la experiencia de Álex López– y me gustan los clubes humildes, la gente humilde”. 

Sanz, decidido a vestir la indumentaria racinguista, quiso hacerlo desde el primer día de pretemporada “y así se lo dije a mi representante. Viendo la temporada pasada y hablando con viejos amigos –Pinchi– que estuvieron aquí, fue muy fácil y estoy muy contento de venir a este gran equipo”. 

Sanz, con pocas y pasadas por agua horas en Ferrol –”me gusta entrenar con lluvia”, señalaba, y menos mal–, llega para demostrar su valía en el campo y que, de nuevo, el Racing se convierta en ese escaparate que tan buen resultado le dio, por ejemplo, a Iker Losada, recuerda. 

“Vengo a hacer una buena temporada, dejarlo todo por este escudo”, comenta, “la gente llega pequeña y en un año así te haces gigante. Estamos para eso”. Para eso y para “acostumbrarme a comer marisco”, bromeaba el jugador, apuntando Ansede que “todo lo que comas luego lo tienes que sufrir en el campo”.