Han sido meses complicados. Meses en los que se ha mezclado la ilusión y satisfacción de cumplir ese sueño de entrenar en una de las mejores ligas del mundo con los sinsabores que acarrean las derrotas que se acumulan una tras otra. Pero Sandra Prieto no borraría ni uno de los días, ni uno de los entrenamientos, ni una de sus sensaciones y vivencias al frente del Baxi Ferrol. Cogió un equipo casi desahuciado y, aunque no logró revivirlo y alcanzar la permanencia, tiene la conciencia bien tranquila: “He dado la mejor versión de mí misma”.
Ha sido una temporada muy dura. Ahora que ha acabado, ¿cómo se siente? ¿Tranquila, aliviada, triste...?
La verdad es que me siento vacía. Sabía que me iba a pasar, pero no pensé que fuese tan rápido. Aunque durante el año hemos sufrido mucho, al final quieres volver día a día y lo que piensas hoy es que ya no vamos a vernos de nuevo. Siento un sabor agridulce: triste por cómo fue la temporada, pero satisfecha porque peleamos hasta el final y eso fue más difícil que cualquier otra cosa.
Está claro que no ha sido el debut soñado.
Es cierto que he cumplido un sueño de una forma dura, fea y pesada. Tan dura que no te permite disfrutar de algo por lo que has luchado tanto, pero este equipo, este grupo humano, siempre va a ser especial para mí. Además, me llevo el eterno agradecimiento al club de haberme dado la oportunidad de cumplirlo, en mi casa y defendiendo mis colores. No todo el mundo tiene la suerte de poder dirigir a un equipo de Liga Femenina 1.
Tal y como han salido las cosas, si pudiese dar marcha atrás, ¿volvería a hacerse cargo del equipo?
Rotundamente sí. Si me dicen de empezar la temporada con estas mismas jugadoras y a sabiendas que va a ser una catástrofe, yo me subo de nuevo al barco de la catástrofe. No estoy arrepentida. Se sufre mucho, lo he pasado mal y ha habido días muy duros en los que te preguntas por qué te metiste en esto. Pero al día siguientes te dices: “¡Es que es lo que me gusta hacer!”.
A toro pasado, ¿qué cree que falló para que el equipo acabase descendiendo?
Las piezas no encajaron. Había jugadoras con cierto talento que a lo mejor en otro equipo podrían destacar más. Pero un conjunto hay que conformarlo con un estilo de juego y cuando esas piezas no tiran todas hacia el mismo estilo, es difícil que las cosas funcionen y hay que hacer malabares para competir, más cuando tienes tantas carencias como nosotros. A las jugadoras no se les puede reprochar nada en esfuerzo. Hemos visto partidos en los que han peleado al máximo, pero no era suficiente. Ha habido momentos de lucidez y otros de catástrofe, que es lo que le pasa a los equipos que no acaban de conformarse.
¿Si hubiese estado desde principio de temporada habrían sido las cosas distintas?
Es cierto que yo habría hecho otro equipo y que hubo posiciones que había que reforzar y no se hizo. Pero la verdad es que si yo trabajase desde el principio en la misma línea y sin el problema de las lesiones, quizás habrían podido ir un poco mejor las cosas, pero sin cambios y sin refuerzos, la verdad es que no estábamos para competir y permanecer en esta liga.
Con la perspectiva del tiempo, ¿cambiaría muchas cosas de las que hizo?
Quizás algunas cosas puntuales en los partidos, pero en el día a día... pues la verdad no lo sé. Seguro que tengo muchas cosas que cambiar y me daré cuenta con el tiempo, cuando siga aprendiendo y sea mejor. Pero ahora mismo, con lo que sé, lo he intentado todo.
Ha sido una temporada dura, pero no todo ha resultado tan malo. ¿Con qué se queda?
Me quedo con el grupo humano que me he encontrado. Me quedo con trabajar al lado de dos personas increíbles como Ricardo Aldrey y Roger Font, que lo han dado todo. Me quedo con que he cambiado mi forma de ver las cosas, de relativizar. Me quedo con el apoyo de la afición, que ha sido increíble, con la cantidad de mensajes de ánimo y cariño, con que han estado ahí a pesar de todo. Ha habido partidos que era como para irse para su casa y no volver y han seguido viniendo. En cualquier sitio te pitarían por menos. Tengo claro que el Uni es su afición y sin ella el club no es nadie. No podemos seguir sin estos abonados, sin la gente, sin los niños... El Uni lo es todo, no solo el equipo de Liga Femenina. O estamos juntos o esto no lo sacamos adelante.
¿Qué ha aprendido en estos meses?
Muchas cosas, pero sobre todo a relativizar. A darme cuenta de que cuando uno da la mejor versión de sí mismo, a veces no llega, pero no puedes desvirtuar por eso lo que fue. No se consiguió el objetivo, pero el proceso fue el correcto. Me quedo con que podría haberlo hecho de forma diferente, pero no dar más de lo que di. He aprendido a evaluarme todos los días, a dar la cara todos los días, a trabajar tácticamente, comunicativamente, a tener tacto con un vestuario muy tocado... He hecho un máster en autocontrol y paciencia. He aprendido a tirar del carro y de mí misma. Creo que soy mejor que hace seis meses, pero espero que peor que dentro de otros seis.
¿La experiencia vivida este año la reafirma en su carrera en los banquillos?
Por supuesto. No voy a parar aquí aunque esto haya salido mal. Sé que he pagado la novatada y que yo también soy una de esas piezas que no ha encajado. Quizás si cojo este mismo equipo dentro de diez años las cosas serían diferentes, pero con lo que yo tenía dentro y sabía intenté dar mi mejor versión. Me esforcé día a día para ser mejor, mejor y mejor. Y muchas de esas ideas, dentro de un año o de cinco, cuando vuelva a tener la oportunidad, las incorporaré a mi equipo.
¿Ha hablado con usted el club para continuar la próxima campaña?
No, no sé nada absolutamente. Si quieren que me quede, lo haría encantada; si deciden que venga otra persona y yo la ayude, también me gustaría; si optan por que no forme parte de esto... pues no me gustaría, pero lo entendería. Yo tengo un trabajo y tendría que compensarme mucho para dejarlo, porque emocionalmente no estoy preparada para abandonar el colegio. Pero el Uni es mi club y me gustaría formar parte de su reconstrucción, verlo arriba otra vez. Si llega otra persona y cuenta conmigo para que la ayude, para mí no sería un paso atrás. Yo quiero seguir aprendiendo y estaría igual de feliz y trabajaría con las mismas ganas.