Un delfín muerto ha sido arrastrado hasta la arena de la playa de Ponzos, en Ferrol, donde se lo han encontrado este lunes un padre y su hija que paseaban por el lugar, sorprendidos además por dos grandes heridas en el cuerpo del animal.
Brais Vázquez, quien fotografió además el hallazgo, explica a este periódico que dieron la voz de alarma llamando al 112 y a la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma), trasladando que el cetáceo medía más de un metro de largo.
El biólogo de la Cemma, Alfredo López, confirma que han tenido conocimiento del varamiento del cadáver, pero lamenta que quizás no puedan ir a verlo in situ porque están siendo días de mucho trabajo en la Coordinadora, a la que incluso han llamado por la llegada de una ballena en Corme.
Explica, no obstante, que lo más probable es que las dos grandes heridas que presenta sean, en efecto, mordiscos de tiburón. Ahonda en que las quenllas son carroñeras y es probable que hayan comido parte del cuerpo del delfín cuando ya estaba muerto.
Eso sí, cree que no fue un único tiburón el que realizó esos mordiscos de gran dimensiones, sino que fueron varios los que comieron en el mismo lugar hasta agrandar la herida. Sin embargo, recuerda que, "as quenllas están aquí, frente á nosa costa; non se achegan nin entran nas rías, pero témolas preto".