En una de las esquinas de la plaza de Amboage hay un espacio que llama la atención. Es pequeño, sus colores cálidos evocan las puestas de sol de nuestras costas y la banda sonora te recuerda a los mejores locales ubicados frente al mar. A pesar de que Don Gil no cuenta con mesas dentro, cuenta con un espacio único en la plaza de la ciudad. Además, hay un aliciente que no pasa desapercibido entre aquellos que se sientan en una de las terrazas con las vistas más bonitas de Ferrol, la tortilla, uno de los manjares más simples pero mejor valorados.
Para ello no solo han hecho mil ensayos de prueba y error –en los que entran desde el corte de los alimentos hasta la fuerza del fuego– sino que han hecho un “estudio histórico”, comenta Simón Álvarez, gerente del establecimiento, entre risas, para discernir la típica pregunta del “con o sin cebolla”. El resultado es sin y, por ahora, no ha habido quejas.
“El Canario (entre otros) es un referente, sin duda, una mezcla entre tradición y mito”, expone cuando se le pregunta por aquellos que inspiraron la creación de este negocio.
Don Gil abrió sus puertas en la ciudad a principios de este verano, una época frenética en la que, tuvieron una carga de trabajo considerable. Ahora, sin embargo, se acerca el invierno y, en este establecimiento, la terraza, ya que “estamos en un punto clave para la hostelería en la ciudad”, comenta el dueño, cobra una importancia soberbia porque el interior tiene unas dimensiones reducidas. Aquí cae la importancia de la reinvención, y ellos están listos.
Durante los meses estivales, el local se ha visto en un proceso de “aprender haciendo”, aunque “sabía que esto iba a pasar”, comentó Álvarez. Y han salido del paso sin ningún rasguño, es más, han aprendido, perfeccionado y mejorado.
Las tortillas –el plato insignia del local–, al igual que el resto del menú, estará disponible para aquellos que quieran repetir (o iniciarse) en el universo del local de Amboage. Ya están presentes en varias plataformas que permiten disfrutar este manjar en casa pero, como ellos mismos avisan, para quien no tenga la oportunidad de acceder a este servicio, sus platos siempre estarán disponibles para recoger. La carta del Don Gil –en la que se entremezclan los clásicos como las croquetas con suculentos postres como la tarta de galleta Lotus– se centra en la calidad, y por ello han decidido enfocarse en un trabajo bien hecho, en crear un nombre que se ponga a la par de otros míticos de la ciudad.
“Creo que Ferrol tiene un potencial de futuro muy importante”, explicó Álvarez. Él desarrolló una gran parte de su carrera como hostelero en A Coruña, pero sus raíces están aquí. Más en concreto en la calle del Sol, donde se ubicaba su pub, El Ghetto, un clásico de la vida nocturna de la ciudad que puso ritmo a las noches durante más de 15 años.
Álvarez, que tiene una mente crítica, aprovechó los impasse entre hacer cafés y una entrevista para abrir las puertas de Don Gil, así como para poner en valor la profesión del hostelero, tantas veces “denostada”