Los tapones urbanísticos son una consecuencia inevitable del desarrollo de las ciudades. A medida que el tiempo pasa y la población aumenta, también aparecen factores que años atrás no se tenían en consideración, como el incremento en el número e incluso el tamaño de los vehículos.
Así, una calle o camino que décadas atrás no presentaba ningún problema, especialmente en aquellos núcleos más antiguos, poco a poco se convierte en una suerte de cuello de botella con mayor afectación para los habitantes de la zona de lo que sus vecinos de otras áreas pueden imaginar. De este modo, la eliminación de estas barreras, si bien tiende a pasar más desapercibida que otras intervenciones más vistosas, es esencial para el correcto funcionamiento de cualquier municipio.
En el caso de Ferrol, por su larga historia y su rápida expansión para dar respuesta a las necesidades de mano de obra de su sector industrial, se generaron muchos de estos tapones. Buena parte de los mismos ya se han eliminado, pero se trata de una labor continua que se acaba heredando de mandato a mandato. Respecto al presente ejercicio, los presupuestos municipales de 2025, aprobados oficialmente el pasado lunes, contemplan tres de estas intervenciones: la intersección entre la calle Penas de Guitín y la carretera de Catabois, en Santa Mariña; Muíño do Vento, en Canido; y Adolfo Ros y su conexión vía Sartaña con la renovada avenida de As Pías.
En total, el Concello destinará 300.000 euros para la eliminación de estos tapones, a razón de 120.000 para Muíño do Vento; 80.000 para Penas de Guitín y 100.000 para Adolfo Ros.
Como se señaló, estas intervenciones tienden a pasar desapercibidas para el conjunto de la ciudadanía, aun siendo de las principales demandas de los vecinos del barrio. Con respecto a la actuación de Ultramar, la presidenta de la AVV, Natalia Ares, explica que la propuesta “vai abrir unha conexión entre a zona de Adolfo Ros e a obra nova das Pías, porque vai casi” hasta la avenida.
En este sentido, la representante apuntó que se trata de una idea que se planteó desde el Concello tiempo atrás y que gozó de gran aceptación en la asociación. “Entendemos que van iniciar agora os trámites e que irá para longo”, apuntó, “pero cando rematen As Pías vai ser unha conexión máis que vai facilitar o tránsito en xeral de peóns e de coches”.
En el caso de Canido, Roberto Taboada, miembro de la directiva de la Intrabarrial, detalla que el principal problema se localiza en la intersección de las calles Muíño do Vento con Alonso López, a causa de un edificio abandonado –antiguamente una tortillería, La Tahona– que no solo afecta al tránsito entre estos dos viales, sino que además supone un obstáculo para la visibilidad, y por tanto seguridad, del cruce. “Cando tivemos as reunións co alcalde antes das eleccións, Rey Varela sempre mencionou ese tapón e o da rúa Ínsua, e o facía desde un punto de vista persoal” dado que pasaba por ese estrecho acceso a menudo por cuestiones familiares.
Así, Taboada explica que, mientras que el segundo se solucionó en su momento con una reordenación del tráfico, el incluido en los presentes presupuestos supone una complicación mayor por el valor sentimental del mencionado edificio. “Temos dudas sobre cal é a solución, porque tirar e abrir a rúa é a solución máis sinxela, pero tamén nos gustaría que estivera dentro dun proxecto integral na zona, porque ao mellor non é necesario” el derribo. De este modo, el directivo de la Intrabarrial plantea la posibilidad de estudiar soluciones alternativas, tales como una reordenación como la de Ínsua o “cambiar a circulación dese tramo” para que sea únicamente peatonal y de este modo, conservar y restaurar el inmueble.
Respecto a Penas de Guitín, su caso es muy similar al de Canido, en cuanto a que se trata de una intersección con poca visibilidad y con un paso estrecho a causa de un edificio a día de hoy abandonado. No obstante, también presenta dos diferencias importantes que afectan notablemente a la circulación del barrio: por una parte, se trata de una calle de entrada desde la carretera de Catabois y de una sola dirección, por lo que, en condiciones óptimas no dificulta el tráfico en el vial principal; y por otra, justo en la intersección se encuentra una parada de autobús, por lo que cualquier intervención implicaría una reordenación del espacio de estacionamiento.
Un aspecto importante mencionado por Natalia Ares al respecto de la intervención de Ultramar es cómo contribuirá la misma a la “nova imaxe” de la zona. En este sentido, la presidenta reflexionó sobre “o pouco conscientes” que eran los vecinos del barrio “sobre o tapados que estabamos” por el trazado elevado de la antigua avenida de As Pías.
“Temos luz, vemos máis aló do que era a ponte”, afirmó, poniendo en valor la humanización de este acceso y, con ello, el resto de intervenciones que se realizarán en el área, incluida la eliminación del tapón. A modo de deberes, la representante también menciona la barrera urbana de la calle Cuba, que si bien es diferente de la de Adolfo Ross, su arreglo podría ayudar a mejorar el problema de aparcamiento del área.