José Grandal, el director del centro ferrolano Tirso de Molina, tiene tras a sus espaldas una amplia experiencia en el mundo de la docencia y, en relación con el debate sobre el modelo de enseñanza, recuerda que “la educación es cada vez más competencia y, de hecho, las nuevas PAU (Pruebas de Acceso a la Universidad) ya se plantean así, como en el presente curso”.
En ese sentido, está convencido de que “hay que prepararlos desde pequeños”, un enfoque que en su caso tiene una ventaja única, al ser el único centro que ofrece todos los niveles, desde Infantil a Bachillerato.
El Tirso de Molina tiene esa peculiaridad, ofreciendo la posibilidad de que el alumnado empiece en Infantil y continúe hasta finalizar Bachillerato, algo que analiza Grandal como una ventaja porque "atrae a los padres. La idea de que entren a los 3 años y puedan marcharse a los 18 a la universidad es algo que valoran. Esa continuidad”, reconoce.
Con todo, considera que hay más factores que entran en esa decisión: “cómo trabajamos con los niños, cómo tenemos planteada la estructura... Lógicamente tenemos el apoyo de los libros, pero también trabajamos por proyectos, tocamos temas de forma transversal, y esa parte les gusta”, apunta antes de añadir que otros servicios, como madrugadores, comedor o la posibilidad de hacer actividades extraescolares y deportivas también influyen. “Es importante ofrecer todo”, subraya Grandal.