A dos meses de presentarse a una oposición con muchas papeletas para adjudicarse un trabajo estable hasta la jubilación, la ferrolana Esperanza Vázquez supo que una persona activa e inquieta como ella no sería feliz en aquel empleo. Por eso, en 2022, después de graduarse en Información y Documentación en la Facultad de Humanidades del Campus Industrial, completar un master y empezar el doctorado, decidió abrir Arrumar, su propia empresa de orden, organización y decoración, “tres de mis pasiones”. Ahora, tras ser madre y convertirse en una profesional demandada por particulares y empresas a la que llaman incluso de Ikea para dar talleres, tiene claro que el secreto de su éxito es “adaptarse a lo que los clientes me piden”.
¿Poner al día la casa es uno de los propósitos de Año Nuevo?
Sí, todo el mundo tiene muchísima energía y quiere darle una vuelta a sus hogares o empresas; pero siempre les digo que hay que planificarse, mirar lo que tienen, y no comprar compulsivamente. Hay que tener en cuenta que se le puede dar una segunda vida a las cosas. No obstante, siempre debe haber un orden para no verse con una acumulación tremenda.
¿Le llaman también de empresas?
Ahora mismo son muchos los negocios que me contratan porque, con el inicio de año, quieren cambiar la decoración o implementar medidas para tenerlo todo más ordenado. Además, me dedico también a la organización integral de proyectos. Desde reformas hasta fiestas, eventos... Empecé haciéndome cargo de la remodelación de una clínica dental porque el dueño no tenía tiempo y quería darle un cambio de imagen. Así que fui yo la que me encargué de hablar con proveedores, buscar presupuestos y gestionar un poco todo.
¿La falta de tiempo es el principal enemigo del orden?
El ritmo frenético que llevamos y la carga de trabajo hace que no tengamos tiempo porque necesitamos seguir produciendo. Con la reforma de la clínica, el cliente me explicaba que tenía una agenda apretadísima y sus pocos ratos libres quería pasárselos con sus hijos. Esto le pasa a todo el mundo, que priorizas hacer deporte o lo que te apetezca, y ahí entro yo para hacerme cargo y tener microrreuniones en las que solo tengan que aprobar, rechazar o decir si le gusta o no una propuesta.
Porque el orden es vital...
Sí, y la gente se da cuenta de los beneficios, cada vez más. A nivel de paz mental, de productividad en las empresas, de rentabilidad... No se trata solo de un propósito del nuevo año, sino que a medida que pasan los años se va viendo que es necesario y se va manteniendo.
¿Llamar a Arrumar significará deshacerse de buena parte de nuestras cosas?
Hay quien me llama con miedo de que sea estilo Marie Kondo, superestricta; pero yo soy partidaria de estudiar cada caso. De hecho, siempre dejo un apartado relacionado con sentimientos y emociones. Igual ahora no eres capaz de tirar algo, de deshacerte, pero después de un tiempo sí que podrás hacerlo.
De hecho, organiza también espacios de personas que han fallecido para ayudar a sus seres queridos...
Una clienta me llamó porque había fallecido su abuela y ella se vio con muchos enseres y sin saber qué hacer. Mucha gente deja de utilizar habitaciones o viviendas porque no son capaces de enfrentarse a una situación así en pleno duelo. Por eso, una persona profesional, externa y objetiva facilita esa labor y ayuda a, por ejemplo, donar cosas.
¿Es un aliciente saber que alguien va a usar lo que no usamos?
Sí. Yo colaboro con Dignidad, que incluso van a las casas gratis cuando hay un gran volumen de enseres. También con Longa Vida, que crean prendas y complementos textiles a partir de telas de segunda mano. Cuando les cuento esto, mis clientes se animan más a desprenderse de las cosas que no usan.
¿Es importante para usted la sostenibilidad?
Siempre. Soy partidaria de valorar si las cosas se pueden reutilizar antes de hacer una inversión, o donar o reciclar cuando no les encajan a mis clientes.
¿Cómo trabaja Arrumar?
La gente se pone en contacto conmigo a través de la web www.arrumar.es, las redes sociales, el correo info@arrumar.es o el teléfono 698 133 171. Hablamos y concertamos una primera visita al espacio, ya sea a través de una videollamada, por fotos, vídeos... Lo que sea más fácil para el cliente y para que yo pueda ver con claridad de dónde partimos.
Después, lanzo presupuesto y me pongo a trabajar. Hay quien se pone a hacerlo conmigo para aprender, y yo le voy apuntando consejos para mantener el orden, o se los paso luego por escrito. En el caso de las empresas, por ejemplo, elaboro un documento personalizado que le trasladan a los trabajadores para implementar nuevos hábitos.
¿Supone un gran desembolso de dinero?
Mis tarifas están en la web para que la gente las consulte aunque los presupuestos son personalizados. Al principio, hay quien me llama con miedo, pensando que supone una inversión enorme y que va a llevarme mucho tiempo; sin embargo, cuando me pongo a trabajar, ven que es lo contrario y se quedan encantados.
Por eso me suele salir un trabajo de otro, porque quedan satisfechos y el boca a boca funciona. Además, estoy abierta a que me propongan cosas nuevas.
Por ejemplo, ahora estoy empezando a hacer “Home Staging” [decoración de viviendas para promocionar su venta] y está encantando.