¿Quién consentirá a mis hijos? ¿Quién les contará historias del pasado? ¿Quién jugará con ellos cuando yo esté trabajando? Todas estas preguntas rondaban la cabeza de la granadina Leticia Jiménez cuando, residiendo en Narón y teniendo a sus padres y suegros en Andalucía, tuvo a su primera hija. Fue esto lo que le dio la idea de la web que actualmente gestiona, Quierounabuelo.es
La plataforma, que actúa a nivel estatal, no busca ser un medio para que personas mayores ociosas de manera altruista actúen de canguros para familias trabajadoras con niños. Su finalidad es mucho más humana y emotiva. “Estando mi familia tan lejos me di cuenta de lo necesaria que es la figura de un abuelo para los niños. Esa relación afectiva entre ellos y los nietos, es algo único que los padres no podemos substituir. El ritmo de vida de estos tiempos es muy acelerado. Los padres vamos siempre con prisa, los niños también tienen mucho trajín entre el colegio y las actividades extraescolares, y llegar a la casa de un abuelo hace que todo se relaje y se detenga un poco. Los abuelos le aportan a los niños esa pausa, esa calma. La razón es que, al estar ya jubilados, disponen de ese tiempo que a los padres nos falta por diversos motivos para jugar con ellos y educarlos. Esa es la sensación que yo tenía cuando era pequeña, llegaba a casa de mis abuelos y el tiempo se detenía, no existían las prisas, y sabía que ellos me iban a dedicar el tiempo que fuera necesario para contarme miles de historias de su vida y enseñarme muchas cosas. Al final, un abuelo tiene mucho más que enseñar porque su experiencia vital es más amplia que la de los padres u otras personas de menos edad.”, explica Leticia.
Por lo tanto, la web –que nació hace apenas unos años gracias al apoyo del programa “Go2Work” que se llevó a cabo en el CIS de A Cabana– tiene una filosofía que no busca que los “abuelos” se encarguen del cuidado de los niños; sino que fomenta una relación sentimental que pretende ser a largo plazo basada en el respeto, la confianza y el cariño desde ambas partes afectadas.
“Buscamos que unos y otros puedan compartir parte de su tiempo, aportándose cosas buenas mutuamente. Los mayores también viven muy solos y con esta iniciativa intentamos que no lo estén tanto. Queremos que nuestras abuelas y abuelos jueguen con los niños, que les lean cuentos, que les enseñen los juegos a los que ellos jugaban de pequeños, que les cuenten batallitas y que les mimen mucho como cualquier abuelo hace con sus nietos. El fin último es que les dejen una huella imborrable en el corazón.”, señala Leticia.
Quierounabuelo lleva conectadas un total de veinte familias con personas que superen los 50 años y deseen actuar como abuelos. El factor primordial para llevar a cabo las conexiones es la cercanía.
Para participar en el programa lo único que es necesario hacer es cumplimentar un funcionario de registro muy simple que aparece en la web, facilitando datos básicos (nombre, sexo, ciudad de residencia, teléfono de contacto), así como relatando brevemente las razones que te llevaron a unirte a esta iniciativa.
En el caso de los abuelos no es necesario realizar ningún pago. No obstante, las familias tienen que realizar un pago simbólico de 30 euros para poder acceder a la información de contacto de 3 abuelos registrados en su zona de residencia. “Se trata de una iniciativa privada que llevo a cabo yo sola. Esa es mi manera de autofinanciarme para que este hermoso proyecto pueda continuar.”, asegura.
Otro de los beneficios de la iniciativa es que contribuye a lograr el tan ansiado envejecimiento activo, paliando los sentimientos de soledad o incluso el estado depresivo de algunos mayores. “Existen muchas personas que viven solas o, por diversas causas, no tienen la oportunidad de tener cerca a algún niño, que siempre contagia felicidad e ilusión, y rompe esa rutina y el tedio diarios que conlleva la soledad. En general, todos los niños han causado este efecto en los abuelos del programa. Existen dos perfiles: unas son mujeres muy activas, a las que les gusta estar continuamente haciendo cosas; y otras utilizan la plataforma para obligarse a salir de casa y hacer algo diferente junto a los niños, que siempre son una alegría”, señala Leticia.
En la comarca de Ferrolterra existe una alta demanda de abuelos, debido al gran número de familias con niños registradas.
Este es el caso de Jose Ángel, Enrique y Marcos, residentes en Ferrol. Los tres niños no pueden estar en contacto con sus abuelos porque se encuentran en Andalucía. Este es el motivo que ha llevado a Jenifer, su madre, a recurrir a la plataforma–que conoció gracias a una noticia en el telediario– ya que los pequeños tienen mucho afecto y compañía que brindar a algún mayor de la ciudad naval.
Esperamos que, mediante este llamamiento, se logre encontrarles un abuelo y que esta historia tenga un final tan feliz como el del resto de conexiones que ha creado Quierounabuelo a lo largo de sus pocos años de vida. l