La memoria de las personas funciona, en muchas ocasiones, por asociación. Aquellos hechos y experiencias que resuenan a otros anteriores resultan mucho más impactantes, dado que rescatan sensaciones y reacciones, contextualizándolas en un nuevo escenario que, no obstante, se siente familiar.
No es de extrañar, por ello, que hoy por la mañana, tras conocerse el derrumbamiento del puente Francis Scott Key de Baltimore por la colisión de un carguero, no pocos ferrolanos rememorasen –compartiéndolo, al mismo tiempo, por grupos de mensajería y redes sociales–, la colisión del “Discoverer Enterprise” con el viaducto de As Pías en la madrugada del 13 de enero de 1998. Sin embargo, las similitudes son tan numerosas como las diferencias, aun cuando en el recuerdo parecen dos sucesos parejos.
El principal paralelismo que se encuentra entre ambos incidentes es que en los dos casos la colisión se produjo al quedar las naves a la deriva. El “Dali”, portacontenedores de bandera de Singapur y propiedad de la multinacional danesa Maersk, sufrió una avería en su sistema de propulsión, quedando a la merced de las corrientes de río Patapsco. Si bien durante las primeras horas se consideró que podría tratarse de un error humano –en los vídeos que circulan por las redes sociales se ve salir una intensa humareda de sus chimeneas, lo que muchos interpretaron como un intento de cambiar su curso a toda máquina ante la inminente colisión–, durante la mañana se reveló que el navío alertó al puerto local de habían perdido el control del mismo por un problema en los motores.
En el caso del “Discoverer Enterprise” no fue un fallo en su interior, sino un agente externo, un inusual viento –de más de 100 kilómetros por hora en el interior de la ría–, lo que provocó que los 16 cabos que lo tenían amarrado a las instalaciones de la antigua Astano se rompiesen y quedase a la deriva. Las consecuencias en los dos sucesos, no obstante, fueron más que similares. El de Baltimore, colisionó con uno de los pilares del Francis Scott Key, provocando su colapso casi inmediato; el de Ferrol, arrasó por su zona central el puente de As Pías, destrozando un tramo de más de un centenar de metros.
En el extremo opuesto de esta comparativa estarían los navíos en sí. Por un lado, el “Dali”, como se mencionó, era un gran portacontenedores de 300 metros de eslora y 48 de manga, mientras que el “Discoverer” era una plataforma petrolífera flotante –en su momento la mayor del mundo– con una longitud de 254 metros de largo y 38 de ancho.
La mayor diferencia, sin embargo, se encuentra en el volumen de los mismos, teniendo el ferrolano un tonelaje neto de 63.190 toneladas y el de peso muerto 69.500. El de Baltimore, por su parte, alcanza en su volumen neto las 95.128, un 50,5% superior al anterior, y en el de tonelaje de porte bruto las 116.851 (+60,1%). Teniendo en cuenta que, como se ve en los vídeos, el “Dali” iba repleto de contenedores y que, pese a quedar a la deriva poco antes de chocar contra el puente, salió de puerto con las máquinas funcionando –frente al “Discoverer”, que sencillamente fue arrastrasdo por el viento–, tenemos dos colisiones completamente diferentes, siendo el estadounidense mucho más violento, con un buque mucho más largo, casi el doble de pesado y con una mayor velocidad.
Para concluir, cabe señalar una última semejanza y diferencia. La primera, el marco temporal de ambos sucesos. En los dos accidentes, la colisión sucedió de madrugada –poco después de medianoche el de Baltimore y a las 01.27 horas el de Ferrol–, lo que ayudó a minimizar el número de víctimas o afectados, teniendo en cuenta que ambos puentes eran las principales vías de comunicación de sus respectivas urbes.
La segunda, un tanto obvia, es que ambos viaductos son completamente opuestos. El de As Pías data de 1968 y, en su parte sobre la ría, tiene una longitud de 350 metros y menos de una veintena en su punto más elevado. El Francis Scott Key, por otro lado, fue inaugurado en 1977 tras cinco años de construcción y tiene una longitud sobre las aguas de más de dos kilómetros y un gálibo en su punto máximo de 56 metros. Estas características son, como se pudo ver en los dos casos, determinantes a la hora de producirse la colisión, quedando roto en la zona del impacto el gallego frente al colapso total de la estructura del estadounidense.