El grupo islamista palestino Hamás aseguró que la nueva propuesta de tregua israelí, anunciada el viernes pasado por el presidente estadounidense, Joe Biden, no recoge las posturas defendidas por el mandatario en su discurso sobre el fin de la guerra y la retirada de las tropas.
"Tras examinar el contenido del documento israelí, está claro que es un documento que no propone las bases correctas para el acuerdo requerido, ya que no garantiza un alto el fuego definitivo, sino uno temporal, y no vincula estrechamente las tres etapas estipuladas", indicó el grupo en un comunicado.
En su discurso del viernes, Biden aseguró que la propuesta, que caracterizó como una iniciativa de Israel, contempla tres fases en las que se sucederían varios intercambios de rehenes israelíes por presos palestinos mientras las tropas se retiran gradualmente del enclave y se pone en marcha un plan de reconstrucción.
Desde entonces, el Gobierno israelí ha insistido varias veces en que no aceptará poner fin a la guerra en Gaza hasta que no elimine por completo las capacidades militares y de gobierno del grupo islamista, e incluso el ala dura de la ultraderecha ha amenazado con abandonar la coalición si Israel acepta la propuesta anunciada por Biden al considerarla una concesión a Hamás.
En su comunicado, Hamás acusó a las autoridades israelíes de "destruir" los vínculos entre las diferentes etapas del acuerdo, de forma que una primera tregua temporal, en la que serían liberadas mujeres, ancianos y heridos, no llevaría al cese permanente de las hostilidades, sino a la reanudación del conflicto.
El grupo insistió además, como lleva haciendo las últimas semanas, en que está dispuesto a firmar un pacto que permita liberar a los rehenes israelíes en Gaza a cambio de presos palestinos en cárceles israelíes, siempre y cuando incluya el fin de guerra, la retirada de las tropas de Gaza, el retorno de los desplazados y la reconstrucción del enclave.
"No tiene ningún sentido un acuerdo que no incluya explícitamente un alto el fuego permanente", aseveró Hamás.
Según el anuncio de Biden, en la primera fase, de seis semanas, habría un alto el fuego completo, se retirarían las tropas israelíes de todas las áreas pobladas de Gaza y serían liberados varios rehenes, entre ellos mujeres, ancianos y heridos, a cambio de la excarcelación de centenares de presos palestinos.
Pero durante esas seis semanas, Israel y Hamás deberían negociar los detalles de la segunda fase, que incluiría "el final permanente de las hostilidades", la liberación del resto de rehenes, incluidos soldados, y la retirada del Ejército israelí, mientras que la tercera fase contemplaría la reconstrucción del devastado enclave palestino.
El Ejército israelí aseguró este jueves que dentro de la escuela de UNRWA atacada esta madrugada en Nuseirat se escondían "entre 20 y 30 terroristas de Hamás y de la Yihad Islámica", mientras que los servicios médicos de la Franja sitúan la cifra de muertos en al menos 35, incluyendo civiles.
"Reuniendo inteligencia llegamos a la conclusión de que había una cantidad importante de terroristas que utilizaban el complejo como base de operaciones avanzadas para lanzar ataques contra las fuerzas israelíes", aclaró a los medios el portavoz del Ejército, Peter Lerner.
Lerner indicó que se trata del quinto caso en el último mes -el segundo solo esta semana- en el que el Ejército identifica a "operativos terroristas de Hamás y la Yihad Islámica" en escuelas con banderas de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), entidad que está en el punto de mira de Israel acusada de tener vínculos con Hamás.
El portavoz aseguró que las tropas llevaban dos días siguiendo a los milicianos que se escondían en esta escuela como lugar seguro, y que cancelaron el ataque contra ellos hasta en dos ocasiones "para limitar las víctimas civiles y distinguirlas de los terroristas".
El Ejército indicó que el ataque se dirigió "específicamente" contra tres aulas de la planta superior del edificio donde tenían constancia de que se escondían los agentes.
Sin embargo, el gobierno de Gaza, controlado por Hamás, sostiene que el ataque es una "horrible masacre" y que entre las víctimas hay civiles, incluido mujeres y niños que buscaban refugio en esa escuela; aunque Lerner insistió en que todos o la gran mayoría son "terroristas" y prometió publicar sus nombres en cuanto verifiquen toda la información.
"Que se escondan en escuelas de la UNRWA no nos disuadirá de operar contra Hamás, la Yihad Islámica, y todos aquellos que llevaron a cabo las atrocidades del 7 de octubre. No tendrán un refugio seguro donde esconderse", subrayó el portavoz.
En enero Israel acusó a una decena de trabajadores de la UNRWA de participar en los ataques del 7 de octubre y luego aseveró que más de 200 de sus empleados tienen vínculos con los islamistas; e incluso está pendiente de aprobación en la Knéset (Parlamento israelí) una ley para declarar a la organización humanitaria, que opera en los territorios palestinos desde 1948, como organización terrorista.
Esto provocó que casi una veintena de países donantes cortaran su financiación a la UNRWA, pero muchos los han reanudado ante la falta de pruebas concluyentes de Israel para probar tales acusaciones. Una investigación independiente tampoco logró evidencias claras.