Las autoridades islandesas señalaron este lunes que la probabilidad de que haya una erupción en el suroeste de este país nórdico continúa siendo "alta" diez días después del inicio de la actividad sísmica, cerca de la localidad de Grindavík, que se mantiene estable.
"Hay un alto riesgo de una erupción en los próximos días, pero no podemos cuantificar eso de forma exacta", señaló en rueda de prensa el director de Protección Civil, Víðir Reynisson.
El máximo responsable de este organismo resaltó que el dique volcánico -formado por intrusiones de material volcánico, en estado líquido, que se solidifican en un proceso lento- tiene una longitud de 15 kilómetros y que una hipotética erupción podría ocurrir en cualquier parte.
"Pero los datos sobre deformación sugieren que sería al oeste de Þórbjörn, unos dos kilómetros al norte de Grindavík y a 1,5 de la central de Svartsengi", afirmó.
Las autoridades tienen signos "muy claros" de la existencia de magma a lo largo del dique, a menos de un kilómetro de profundidad.
La Oficina Meteorológica de Islandia informó hoy de que se han registrado unos 700 terremotos, el mayor de 2,7 en la escala Richter, entre la medianoche y las 11.50 GMT, y que en los últimos días ha habido entre 1.500 y 1.800 seísmos de media.
Los cerca de 4.000 residentes evacuados de Grindavík hace diez días continuarán regresando por grupos a la localidad para recoger pertenencias, pero haya o no erupción, es "improbable" que se produzca una vuelta permanente a los hogares antes de "unos meses", señaló Víðir Reynisson.
Las autoridades continúan con la construcción de diques de protección contra la lava, de 6 a 8 metros de altura, en torno a la cercana planta eléctrica de Svartsengi y la Laguna Azul, el famoso balneario geotermal situado en la zona y cuyo cierre se ha prolongado al menos hasta el 30 de noviembre.
Islandia es una isla volcánica situada en el Atlántico Norte que tiene una población de unos 370.000 habitantes y una extensión de más de 100.000 kilómetros cuadrados.