El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, confirmó ayer que enviará a dos de sus colaboradores más cercanos a EEUU para abordar la invasión de Rafah (sur de la Franja de Gaza), que considera innegociable, después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, hiciera el lunes una petición al respecto.
La Oficina de Netanyahu anunció que enviará próximamente al ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, y al asesor de Seguridad Nacional, Tzachi Hanegbi, además de a un representante de la Cogat, el brazo del Ministerio de Defensa que se ocupa de los asuntos civiles en Cisjordania y Gaza.
“Por respeto al presidente (Joe Biden), acordamos la forma en que podrían presentarnos sus ideas, especialmente en el lado humanitario (ya que) por supuesto, compartimos plenamente el deseo de facilitar una salida ordenada de la población (de Rafah) y la prestación de ayuda humanitaria a la población civil”, dijo ayer Netanyahu.
El lunes, en la primera llamada entre los dos líderes desde hace un mes y tras múltiples encontronazos, Biden le pidió a Netanyahu que envíe, lo antes posible, un equipo “militar, de inteligencia y de expertos en asuntos humanitarios” para tratar alternativas a la ofensiva terrestre de Rafah. Una ofensiva para Netanyahu innegociable, y sobre la que el primer ministro israelí dice que el ejército ya diseñó un plan de acción.
“El presidente (Biden) volvió a rechazar que mostrar preocupación sobre Rafah sea lo mismo que cuestionar la necesidad de acabar con Hamás”, dijo ayer Jake Sullivan, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, quien añadió que “una gran operación terrestre allí será un error y llevará a más muertes de civiles.
Los objetivos que Israel quiere conseguir en Rafah pueden alcanzarse por otros medios”. Sin embargo, para Netanyahu, no intentar tomar por tierra Rafah supondría dejar a un “20% de Hamás” intacto que “se reorganizará y retomará la Franja y supondrá una amenaza para Israel”.
Desde el 7 de octubre el ejército israelí desplazó forzosamente a la mayoría de la población gazatí hacia el sur, además de causar más de 31.800 muertos, al menos el 70% de ellos mujeres y niños, según datos del Ministerio de Sanidad del Gobierno de Hamás. Pero EEUU estableció como una línea roja la invasión de Rafah, con 1,4 millones de desplazados.
La situación humanitaria es demoledora y la mitad de la población gazatí padece ya “inseguridad alimentaria catastrófica”, es decir, una falta extrema de acceso a alimentos, según el informe del sistema de Clasificación Integrada de Fases de Seguridad Alimentaria, un barómetro usado a nivel mundial.