El ejército israelí parece estar reduciendo la intensidad de sus ataques en la Franja de Gaza, con cifras tanto el lunes como este martes que no superan las decenas de muertos, mientras todos los ojos siguen puestos en la escalada de tensión con Hizbulá en la frontera con el Líbano.
El asesor estadounidense Amos Hochstein, principal mediador de la Casa Blanca en el conflicto entre Israel y la milicia chií libanesa Hizbulá, respaldada por Irán, viajó este martes a Beirut después de reunirse el lunes con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu; su ministro de Defensa, Yoav Gallant, y los líderes de la oposición.
“El tiempo se acaba para lograr un acuerdo mediado internacionalmente en la frontera norte”, dijoeste martes en un comunicado el líder del partido Unidad Nacional y exministro del Gabinete de Guerra israelí, Benny Gantz.
Hochstein, por su parte, aseguró en una rueda de prensa que la situación “es seria”. “Hemos visto una escalada durante las últimas semanas y lo que el presidente (estadounidense, Joe) Biden quiere hacer es evitar una escalada mayor hacia una guerra más grande”, advirtió.
Hizbulá perpetró cientos de lanzamientos diarios de cohetes y drones durante las últimas semanas, dirigidos a lugares cada vez más alejados de la frontera, lo que hace temer el estallido de una guerra abierta, como ya sucedió en el año 2006.
Pero este martes apenas se registraron unos pocos lanzamientos desde el Líbano, que fueron interceptados sin causar víctimas por las fuerzas israelíes, coincidiendo con la caída en el número de víctimas diarias en la Franja.
Hizbulá solo inició hostilidades en la frontera norte, de donde unos 60.000 israelíes siguen evacuados, al día siguiente del estallido de la guerra en Gaza, y repitió en varias ocasiones que el fin de este conflicto también acarrearía el fin de sus ataques.
Esta decisión se produjo después de que los principales organismos internacionales avisaran del empeoramiento de la ya crítica situación humanitaria en el enclave, a raíz del cruce de Rafah conectado con Egipto y por donde entraba gran parte de la ayuda humanitaria.
Desde la incursión militar en Rafah, iniciada el 6 de mayo, los militares israelíes aseguran haber matado a más de 500 combatientes y descubierto cientos de bocas de túneles, muchas junto al corredor Filadelfia que recorre la frontera entre Israel y Egipto, y por donde Hamás recibía armas de contrabando.
Desde hace días, los soldados operan en el barrio de Tal al Sultan, en el noroeste de Rafah, donde según el ejército eliminaron a “decenas” de presuntos milicianos en combates tanto en la superficie como en túneles.
Solo quedan 65.000 de los 1,4 millones de gazatíes que se hacinaban en la zona (la mayoría desplazados por los ataques israelíes en otros puntos de la Franja) y que se vieron obligados a huir de nuevo a las tiendas de campaña de Al Mawasi, o hacia Jan Yunis.
La Media Luna Roja anunció ayer que ya levantó una quincena de campamentos para desplazados en todo el enclave, donde viven unas 1.400 familias. Mientras, el 70% de la capacidad sanitaria en la Franja ha desaparecido, y enfermos y heridos deben recurrir a hospitales de campaña, que no pueden ofrecer servicios básicos por la falta de equipamiento, denunció ayer el Ministerio de Sanidad del enclave palestino.