La Constictución y la propuesta de nuestro presidente

Uno, que ya quisiera estar bien enterado en otras muchas materias pero también en lo que afecta al Parlamento y a las Leyes, se halla como impelido y necesitado a manifestar sentimientos, opiniones..., que el Día de la Constitución Española, tras escuchar atentamente a nuestro Presidente, el Sr. Sánchez -que lo es de todos los españoles- y reflexionar en la cordura, siquiera lo necesario sobre SU propuesta de blindaje en la Carta Magna de algunas leyes que por sus respectivos contenidos y la trascendencia de los mismos, son de importancia capital, es por todo ello que vengo a intentar verter la dicha reflexión en dignísimo Medio de Comunicación, si ello procede y es pertinente. Incluiré, como entre paréntesis, lo que en una de sus célebres y rigurosas novelas comentaba nuestro desaparecido castellano filósofo, escritor, novelista..., Don Miguel Delibes: “...también el hombre de la calle tiene derecho a opinar...”.- Pues, propuso ayer mismo en el Parlamento, Don Pedro, por razones que él adujo y que yo recuerde, blindar en la Constitución, las siguientes: la de la Eutanasia, la de la interrupción del embarazo, la de la Igualdad y la llamada Trans. Y todo ello, prosiguió, porque con “sus aliados a su gobierno”, proclamaron aquellas leyes con las que se alcanzaron unas cotas de “bienestar social” que, según él, no tienen parangón y por ello, no se pueden modificar ni menos perder, creo que recuerdo dijo.


Pues bien, Sr. Sánchez, me gustaría decirle que, esa es SU opinión y la de algunos de sus aliados para gobernar; estoy seguro de que ni siquiera la de muchos. Cada uno puede tener la suya, pero usted gobierna para todos. (Claro que el comentario en relación a cada una de las leyes, sus pros y sus contras, constituye materia para algunos centenares de páginas, que no es el caso aquí ahora).


Pero cuando las decisiones legislativas y su concreción no surgen de la razón sopesada, la ciencia rigurosa, la experiencia positiva..., sino del resentimiento, la insensatez, lo estrictamente político..., hay que augurarles una andadura de tropiezos, de percances, de heridas..., que es lo que viene ocurriendo con las que anunció desea blindar.


Gobiernos de otras naciones así lo hicieron y así les fue. Humilde servidor, digo, Sr. Presidente: no sé si pensó muy mucho o nada la propuesta referida cuando lo hizo ayer en las Cortes; pero créame que sobre materia tan delicada, como le decía el cura de mi Parroquia contestando al aldeano que tras escuchar la diatriba próxima del notario y el juez del pueblo -que aquel día estaban invitados- le preguntó ¿e iso de pensar muy mucho lo que se ha de decir, don Francisco, qué ben a ser? Sabio Sacerdote, le contestó en su sencillo gallego “eche coma unha albarda encima doutra, ó”.


Pues no sé si usted lo pensó muy mucho o nada. Lo que sí sé porque tengo muchos años y lo recuerdo muy bien, que tras “alegrías” en micrófonos que pagamos todos de, no sé si llamar responsables de la política, influyeron de tal modo sus peroratas y sus lavados de cerebro en mentes jóvenes, lábiles, dúctiles..., que llegaron a provocar no docenas, sino centenares de muertes: acudí a ocho funerales de hijos de vecinos y amigos, por sobredosis, siendo alcalde de Madrid el señor Tierno Galván y traté y ayudé a tratar a docenas de lesionadas por el robo del tirón; fui testigo de la desgracia de muchas familias con hijos caídos a la drogadicción... Y también de lo mal que lo pasaban padres de jóvenes o púberes con graves problemas tras abortos provocados. Tengo también experiencias -trabajé en quirófanos y hospitales más de cuarenta años- de lo que representa, con frecuencia, lo de la “muerte digna”.


Vemos asimismo día sí día también, ahora mismo, los suicidios, las consultas de siquiatras y sicólogos abarrotadas..., tras mítines y leyes y sus aplicaciones con perniciosos negativos destructores efectos. En el término medio está demostrado se halla la virtud.


Lamentablemente y tristemente, las referidas leyes no han sido ecuánime y equilibradamente pensadas, escritas y aplicadas, y no desde mi minúsculo honesto punto de vista, sino desde criterios mucho más técnicos y más experimentados, que no lo han silenciado ni creen pertinente hacerlo, aun se hallen en vigor las dichas leyes. Otras habría que mejor redactar y aplicar, como la de Educación, Memoria Histórica, etc. 

La Constictución y la propuesta de nuestro presidente

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