Decía Julio Cesar que su mujer, además de ser honrada, debía parecerlo. Trasladando esta afirmación a Ferrol, teniendo en cuenta que la ciudad ha mejorado y mejorará más, ganando en atractivo y comodidad, también debe parecerlo, hacerlo saber y difundirlo.
En este aspecto, el avance es sustancial; el trabajo en turismo y difusión en las redes sociales de la concejalía correspondiente, las visitas guiadas, la recuperación del castillo de San Felipe, potenciación del “Camiño Inglés” y barrio de A Magdalena, difusión de Semana Santa, museos o el incremento de llegadas de cruceros son pasos claves.
Pero no solo eso: la excelente campaña de Racing y Baxi Ferrol, el rodaje de series televisivas como “Rapa”, las positivas opiniones de sus protagonistas sobre la ciudad, los comentarios de gente del espectáculo como Javier Gutiérrez o Carlos Baute, las referencias de National Geographic y su repercusión en las televisiones, o incluso la apuesta de la automoción china por el puerto no dejan de ser un motor de difusión de una ciudad que “también existe”.
Claro está que siempre hay el lado oscuro. Pequeños detalles que pueden pasar desapercibidos no ayudan a una buena imagen.
Denominar a las avenidas como carreteras, a las plazas plazuelas, al conjunto portuario como muelle, a los hoteles “aloxamentos” ―única ciudad gallega en que se denominan así―, señalizar al hospital Marcide como centro de salud o indicar en los paneles de tráfico, ya dentro de la ciudad, “Ferrol” en vez de “centro ciudad”, distorsionan la realidad urbana para cualquier visitante.
Llevo años enseñando Ferrol a personas del resto de Galicia y España e incluso de algún país extranjero. Siempre he notado admiración y en el caso de los gallegos, también de grata sorpresa.
Tengo aclarado a estos últimos, que sí hay estación de tren, que sí hay hospitales, cuatro para ser exactos, confirmarles que hay edificio de Correos, teatro o decirles que el campo de futbol de A Gándara, entrando en As Pías, no es As Malata. Las visitas cambian totalmente el concepto de “campo arrasado” que se esperaban encontrar.
El desconocimiento del resto de Galicia sobre la ciudad está más que comentado. Todo tiene su lógica. La mayoría no ha venido nunca y no viene por la mala fama que un porcentaje abundante de los propios ferrolanos se empeñan en transmitir.
Uno de los grandes problemas que tenemos es la comunicación ferroviaria, que analizaremos en otro artículo, pero el mayor de todos es la actitud negativa de ciudadanos que descalifican sistemáticamente la ciudad, tanto fuera como dentro.