La irrelevancia de los ciudadanos

No pintamos nada. Nos han convertido en sufridores permanentes que hemos de soportar sobre nuestras espaldas el peso de las erráticas decisiones de nuestros gobernantes sin derecho a réplica alguna. Eso sí, cada cuatro años nos llaman a votar y ni siquiera se respeta la voluntad popular que ha sido sustituida por la “aritmética parlamentaria” que, básicamente, consiste en que nosotros votamos y después los partidos políticos hacen apaños para conformar mayorías al margen y de espaldas al pronunciamiento de la ciudadanía. 


Esto es una fotografía de la realidad que se ve agravada por el entramado político globalista que aleja, todavía más, a la ciudadanía de las instituciones. Que yo sepa nadie votó a Úrsula von der Leyen para ser “nuestra” presidenta europea. Que yo sepa nadie votó al Psoe para que se encamara con Bildu, máxime cuando Sánchez juró y perjuró que jamás pactaría con los sucesores de ETA. Que yo sepa nadie votó para que el comunismo se instalara en el gobierno. Los partidos políticos han sustituido a los ciudadanos por organizaciones dirigidas desde el gobierno para interlocutar y así, los sindicatos de izquierdas, negocian con los gobernantes como si fueran una representación legítima de todos los ciudadanos y no es verdad, los sindicatos representarán como mucho a sus afiliados, aunque lo cierto es que se mantienen con fondos públicos que aportamos todos nosotros. Reciben millones de euros por decisión política de un gobierno que los utiliza como tentáculos políticos. 


Algún día, sindicatos y organizaciones empresariales se mantendrán con las cuotas de sus afiliados sin que tengamos que pagarlos los contribuyentes a los que jamás se nos ha preguntado si queremos mantenerlos o no. Lo mismo sucede con docenas, quizá cientos, de ONG que, al capricho del gobierno, reciben cantidades ingentes de nuestro dinero sin control alguno. Sánchez llegó comprometiéndose a ser el ejemplo de la transparencia y nunca tuvimos un gobierno más opaco. No hay más que ver cualquier pleno del congreso para observar como nadie responde a ninguna pregunta, nadie da explicaciones a los ciudadanos, no les importamos nada, nos han convertido en marionetas movidas por los hilos del poder. 


La democracia ha sido sustituida por la partitocracia en donde deciden sus cúpulas despreciando el auténtico valor de las personas en una democracia real. Votamos cada cuatro años y, ya con eso, dan por hecho que, hasta dentro de otros cuatro años, no tienen que contar con nosotros. Por eso pueden acordar con dictaduras como Venezuela o China comprometiendo nuestro futuro, también pueden imponernos una agenda verde mientras rinden pleitesía a Xi Jinping que contamina sin control para competir en desigualdad con nuestras empresas. Llega Sánchez al extremo de hacer una ofrenda floral a Ho Chi Minh para agradar al dictador chino, un asesino y torturador reconocido. 


Europa no ha estado, ni está, a la altura de las circunstancias, no tiene una política exterior útil, pero tampoco ha diseñado una política de defensa común y por eso, cuando EEUU nos da la espalda, buscan a otro” primo de Zumosol” que nos dé cobijo y se arriman, nos arriman, a la potencia comunista por excelencia, donde no hay derechos, los salarios son de miseria y las libertades no existen. Con esos quieren ir de la mano, pero… ¿qué les vamos a vender nosotros a los chinos? Fabrican más barato porque trabajan 24 horas sin descanso, no tienen derechos y su economía esta dirigida y controlada desde el gobierno. 
Europa no puede competir con China y el comercio europeo esta colonizado por China. Si con Trump estamos mal, con China iremos a peor, lo cierto es que seguiremos sin pintar nada ni usted ni yo.

La irrelevancia de los ciudadanos

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