El Centro Internacional de la Estampa (CIEC) de Betanzos ofrece una muestra de grabados de Marta Fermín (Oviedo, 1973), técnico superior en grabado y técnicas de la estampación, profesora de grabado de la Universidad de Gijón; tiene una importante trayectoria expositiva y cuenta en su haber con importantes premios.
Una característica de su quehacer es la realización de series monográficas que facilitan la confluencia de lenguajes y confirman su singular estilo; lo cual le permite indagar en variantes expresivas y formales sobre el mismo tema; entre ellas se encuentran “Océanos”, “Huellas y caminos” o “Semillas negras”. Esto es aplicable a su actual exposición, que titula “Herencia”, en la que busca recuperar la esencia y la tradición de lo primigenio, de eso que ha sustentado y nutrido a los pueblos enraizados en la tierra y de los cuales es Asturias un buen ejemplo.
En esta muestra hace un recorrido a través de grabados xilográficos y porcelanas, sirviéndose de configuraciones diversas de hojas de maíz para remontarse a recuerdos de su lugar de origen y de su pasado; busca así establecer un diálogo entre su trayectoria personal y la cultura que la ha alimentado; las hojas se convierten en símbolos de su entorno, a la vez que, por su misma naturaleza volandera, hablan del paso del tiempo y de inevitable pérdida. Uno de los aspectos que deben ser destacados de su quehacer gráfico es el trabajo con la línea, a la que articula en patrones y entramados de minuciosos rayados paralelos en distintas direcciones, que traen reminiscencias de los rastros y de las huellas en el paisaje y de los surcos de los campos arados.
Otro aspecto importante es el uso del color, predominando los tonos cálidos que recuerdan la tierra y los rojizos otoñales de las copas de los árboles. Hay un grupo de pequeños grabados montados sobre espejos que, de algún modo, vienen a recordarnos que toda visión tiene algo de espejísmico y de pasajero, como la luz reflejada sobre su brillante superficie; también nos hablan de que el arte es un modo de querer conservar o eternizar eso que inevitablemente nos huye.
Otro aspecto a destacar, y que también encontramos en las formas de la naturaleza, son las superficies ondulatorias de sus cerámicas y de los planos de algunas de sus composiciones, lo cual unido a las líneas curvas de los perfiles de sus hojas superpuestas, nos recuerda que todo en la vida es onda, viaje sinuoso, indetenible pasar.
Su temática viene, pues, cargada de reminiscencias de las fuerzas naturales henchidas de un hondo simbolismo que nos habla de aquello que es sostén de la vida. Incluso hay algún grabado, en el que superpone varias estampas creando transparencias, que traen reminiscencias de un embrión gestándose.
M. Fermín quiere reflejar todas las posibilidades genesíacas con estas obras de “Herencia”, confiriéndoles una configuración que permite evocaciones de un incansable e imparable crecer, de eso que constituye nuestro origen y el legado o “Herencia” que nos perpetúa.