Las muchas madres

Este proverbio akan: «La familia es como un bosque que desde fuera parece impenetrable, pero desde dentro ves que cada árbol tiene su posición». Hasta hace un tiempo la madre ocupaba un lugar privilegiado. Lo hacía en la literatura, enraizada en su lugar amoroso, servicial, doméstico, habitando un mundo generoso, siempre presente y perfecto, brindado hacia los demás. Tan cierto era que en el imaginario colectivo fuimos capaces de reemplazar y borrar a la mujer, como si la materna fuera una nueva identidad, única e indeleble. La madre era obvia e inevitable, hasta que empezamos a seguir las huellas de la mujer que preexistía antes de la maternidad.


¿Qué fue lo que pasó? Porque empezamos a pensarnos de otro modo, y también a contarnos. Sería la necesidad de hurgar, de explorar afectos complejos, lo que alteró nuestra manera de narrarnos, de alejarnos del rol estereotipado y romantizado, para abrirnos a la multiplicidad de ejercer y de asumir la maternidad: somos todas las madres de todos los bosques. Incluso en la maternidad inesperada y no deseada, ahí también habitamos. Ocurre que ahora lo contamos y así reparamos un silencio. Poetas, narradoras y editoras sacan a las madres de su armario: a las presentes, a las ausentes, a las perfectas e imperfectas, a las desvividas y a las egoístas.


Salen las agotadas, las heroínas, las transformadas y hastiadas, las que no quieren ser madres y no lo son, las que quieren serlo y tampoco lo son. Las muchas madres reclamando su espacio, escribiéndose la maternidad como experiencia y criticándose como institución.


Sí, existe un boom sobre literatura alrededor de la maternidad y no se trata de una literatura menor. No hay que ser madre para leer la deslumbrante El corazón del daño, de María Negroni, del mismo modo que no hay que ser periodista o historiador para fascinarse con un, por ejemplo, Sostiene Pereira. Destierren la idea de no acercarse a esta literatura si no les toca esta experiencia. Pero qué digo, ¿No compartimos todos los seres humanos la experiencia de haber sido gestados y paridos por una mujer?


Quiso el fin de semana que leyera dos pequeños grandes libros sobre esta realidad universal y crucial que es la maternidad: Distancia de rescate, de la argentina Samanta Schweblin, y Casas Vacías, de la mexicana Brenda Navarro. Acérquense y lean. Da igual el lugar que ocupen en el bosque.


En cada libro que leo, las figuras de la madre o de sus hijos pueden ser una declaración de amor, de guerra, de lucha y de nudos que se atan y desatan toda una vida. Maternidad, del latín maternus, implica pertenencia o procedencia, también cualidad de madre.


Soy escritora y madre de dos hijas. De lo uno y de lo otro sigo siendo feliz aprendiz.

 

Las muchas madres

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