En un sector donde la funcionalidad y la imagen son claves, una empresa con sede en Barcelona y Carballo está reescribiendo las reglas del juego textil. No solo diseñan uniformes gastronómicos que fusionan estética y durabilidad, sino que han creado un ecosistema circular que integra inclusión social, aprovechamiento de residuos preconsumo y colaboraciones estratégicas.
El proceso comienza cuando hoteles y restaurantes devuelven sus prendas usadas. En Girona, un equipo de personas en riesgo de exclusión social se encarga de desmontar botones, cremalleras y apliques antes de triturar los textiles. El material resultante se mezcla con PET de botellas para crear nuevos hilados, destinados a productos como delantales, trapos de cocina o bolsas.
La compañía, presente en la décima edición del Galicia Fórum Gastronómico, destaca por su enfoque en prendas versátiles y fáciles de combinar, diseñadas para reforzar la imagen de marca de restaurantes y hoteles.
“Cuando tú entras en un local, la primera persona a la que ves es la que te atiende y, si va bien vestida, ya te da una cierta confianza. Nuestras prendas son muy ponibles, son muy fáciles de combinar y somos especialistas en combinar la cocina con la sala y de reforzar la imagen de marca a través de ellas”, señala Paola Rodríguez, responsable de marketing de ChefWorks en España.
Su catálogo une funcionalidad y estética, integrando desde sus exitosas chaquetillas de cocina hasta calzado, y siempre con una meta: “acompañar a los profesionales del sector de la gastronomía en Galicia. Ya que el producto es tan bueno y ellos lo hacen tan bien, que vayan bien vestidos”, apunta Paola.
Más allá del diseño de vestuario para chefs y personal de sala, la compañía ha lanzado un proyecto innovador: recolectar prendas descartadas por hoteles y restaurantes —chaquetas gastadas, manteles, sábanas o toallas— para convertirlas en materia prima.
"Trituramos estos textiles, los mezclamos con botellas de PET recicladas, y generamos un nuevo hilado", detalla la responsable de marketing. Este proceso no solo evita que toneladas de residuos terminen en vertederos, sino que crea tejidos nuevos, cerrando el ciclo de vida de las prendas.
Con la mirada puesta en 2025 —cuando el reciclaje de prendas será obligado por ley— y en los objetivos de desarrollo sostenible 2030 (que exigen reutilizar el 60-65% de los residuos textiles), la iniciativa busca anticiparse a un desafío global. “Aunque, en general, vamos un pelín flojos, es una necesidad urgente: no basta con vender, hay que resolver el ¿qué hacemos con lo usado?", admiten desde la firma catalana.
Frente a la moda del algodón orgánico —cuya producción es insuficiente para la demanda actual—, ChefWorks apuesta por un enfoque realista: involucrar a trabajadores, chefs y gerentes de hoteles en la devolución de prendas.
“Es algo que entendemos como una necesidad. No solo se trata de vender uniformes sino de saber qué hacemos con todo lo que está usado, con todo lo que no vamos a utilizar, porque se genera mucho, mucho residuo”, explica Paola Rodríguez y añade: “los hilados que conseguimos tras el triturado valen para hacer trapos de cocina, delantales sencillitos, bolsas... Se trata de dar una segunda vida a las prendas usadas y de concienciarnos, sobre todo, de que no podemos comprar tanto y tan barato”.
Ahondado en este compromiso con el aprovechamiento, la empresa ha presentado en el Galicia Fórum Gastronómico una marca paralela con acento gallego: “Mil Pulpos”.
Su materia prima son los residuos de las cardas que antes se quemaban como combustible. Ahora, mezclados con poliéster de botellas PET, se transforman en delantales "honestos, 100% reciclados y reciclables. Es moda preconsumo: intervenimos antes de que el residuo exista", resalta Paola Rodríguez, la cara detrás de este novedoso proyecto.
Esta doble estrategia —diseño versátil y reciclaje innovador— posiciona a la ChefWorks como un actor clave en la transformación del sector textil gastronómico. Mientras visten a profesionales, tejen un futuro donde la moda no solo consume, sino que regenera.