A Ana Obregón la apodaban en otros tiempos “Antoñita la fantástica” por su capacidad de fabulación –Cunqueiro a su lado era un aprendiz–, ya que se montaba unas películas increíbles. Andrés Pajares, hombre de esos tiempos –de los de Antoñita la fantástica y de los de Cunqueiro– también destacaba por su creatividad, aunque era mucho más chusca. Ahora, a punto de cumplir los 80 años ha escrito sus memorias, porque no quiere que se olviden sus vivencias. En el texto cuenta disparates del calibre de que su primera experiencia sexual fue a los cuatro años y a los diez tuvo un orgasmo telefónico con una amiga de su madre. A lo mejor hasta se lo cree.