Bruno Veiga Pociña es un vecino del ferrolano barrio de Caranza que desde noviembre de 2013 no ve a su hijo, que en la actualidad tiene tres años y seis meses y vive con su madre en Burela. La pareja, que nunca estuvo casada, regía las visitas del padre al menor por una sentencia dictada por un juzgado de Viveiro en abril de 2013, por la que se otorgaba la guarda y custodia del pequeño a la madre y se establecía un régimen de visitas a favor del progenitor, obligado a pasar una pensión de alimentos del 20% de su salario.
En cuanto a las visitas, hasta que el menor alcanzase los tres años de edad el padre podía verlo los tres primeros domingos de cada mes de cuatro a ocho de la tarde.
Una vez que el pequeño cumpliese los tres años el padre podría tenerlo los fines de semana alternos desde el viernes a las seis de la tarde hasta el domingo a las ocho de la tarde, además de los días pares de las vacaciones de carnaval y los impares de la Semana Santa, la mitad de las vacaciones de Navidad y dos quincenas alternas en los meses de julio y agosto.
Según manifiesta Bruno Veiga, hasta noviembre de 2013 todo fue relativamente bien, hasta que él encontró trabajo en el sector de la hostelería y solicitó una modificación de las visitas porque su horario laboral no le permitía ir a ver al niño los domingos por la tarde.
Al parecer, la madre lo iba a valorar pero no ofreció respuesta alguna, por lo que se vio obligado a solicitar dicha modificación por la vía judicial, pero el asunto todavía no se resolvió.
No obstante, el padre siguió acudiendo los fines de semana a Burela para ver a su hijo, pero, según asegura, ni siquiera le abren la puerta.
Este hecho ha derivado en una serie de denuncias, alrededor de una veintena, en las que Bruno Veiga comparece ante la Guardia Civil para denunciar el incumplimiento de las obligaciones familiares por parte de la madre.
En concreto, en la última denuncia, de fecha 20 de febrero, señala que todos los fines de semana que le corresponde recoger a su hijo su expareja no se encuentra en el domicilio ni coge el teléfono, de lo cual puede dar fe la Policía Local de Burela.
A pesar de que la madre no le permite ver a su hijo, Bruno Veiga asegura que él le sigue pasando la pensión alimencia para el niño, que en la actualidad es de 145 euros, si bien hasta hace poco era de 190 euros. La cantidad varía en función del salario que percibe el padre.
El denunciante se queja, asimismo, de que tampoco recibe información alguna por parte de su expareja sobre el estado del pequeño ni de su evolución en el colegio. Por esa razón se ha dirigido al director del colegio al que acude el niño para solicitarle los informes escolares del menor, además de pedir cita para mantener una reunión con el tutor, pero todavía está a la espera de respuesta.
También pidió al juzgado la acumulación de todas las denuncias presentadas por él, pero, por el momento, no se resolvió nada al respecto.