La hagiografía cristiana reconoce hasta treinta y tres distintas advocaciones de San Julián, nombre procedente del latín Iulianus En Galicia aparecen las variantes de Xulián, Xián, Xiao, Xullán y Xuiao, junto con los femeninos Xiana y Xuliá. En época medieval se utilizaron además Giao y Guillao.
Entre los santos canonizados por la Iglesia con el nombre de Julián, los más conocidos en Galicia son: San Julián de Brioude, militar romano y mártir junto con San Ferreol; San Julián el Hospitalario, mártir egipcio, cazador y protector de viajeros; San Julián de Antioquia, abad de monasterio; y San Julián de Toledo, obispo y mártir de la iglesia visigótica.
No existe un acuerdo unánime sobre cuál de los santos que llevaron el nombre de Julián pudo ser de origen el primitivo patrón de Ferrol. Aunque San Julián el Hospitalario es el patrón de la mayoría de las iglesias rurales gallegas dedicadas a esta advocación, en el origen de la primera iglesia parroquial de Ferrol (de la que hay noticias desde el año 1087) parece estar San Julián de Brioude o de Vienne, compañero en el martirio de San Ferreol, que en época medieval dio nombre a numerosas iglesias y monasterios de la cornisa cantábrica y la propia Galicia.
La nueva iglesia de San Julián de Ferrol, que remplazó el templo medieval situado junto al muelle de la Cruz en Ferrol Vello, derribado a causa del poco cuidado que tuvo la Armada con las obras del foso del Arsenal, se abrió al culto la víspera del Corpus Christi del año 1772. En el retablo del altar mayor se colocó una efigie de San Julián, vestido de caballero con casaca, calzón corto y sombrero de picos.
Durante la visita pastoral que realizó el año 1786, Francisco Cuadrillero, obispo de Mondoñedo, “mandó se vistiese a la romana” a San Julián, por considerar que estaba vestido de forma poco adecuada. Mediante esta imposición, que reforzó por la “importación” de unas reliquias del monasterio de San Julián de Samos, se oficializó a San Julián de Antioquia como patrón de la iglesia ferrolana, colocado en el altar mayor del templo ferrolano junto a Santa Basilisa (su santa esposa, nunca mejor dicho), vestidos ambos de traje talar, con la cruz y la palma del martirio.
De esta forma el obispo actuó en contra del sentimiento del pueblo, seguramente más acertado que el propio eclesial, un sentir popular que consideraba como auténtico patrón ferrolano a San Julián de Vienne, precisamente, compañero de San Ferreol.
Ese mismo año 1786 era Alcalde Mayor de Ferrol Eugenio Álvarez Caballero, el mejor alcalde que tuvo esta ciudad, por supuesto no nacido en ella. El citado regidor de la urbe, estableció por bando municipal que “se celebrase anualmente la Función con Voto del Glorioso Señor San Julián, como Patrono de esta Villa el día 7 de enero”.
De esta manera se empezó a celebrar esta festividad por el Ayuntamiento, incluyendo la iluminación de la fachada de San Julián y fuegos de artificio. Durante el siglo XIX se estableció la costumbre, apócrifa y sin motivación conocida, de degustar arroz con leche el día 7 de enero, una iniciativa atribuida al canónigo ilustrado ferrolano Fernández Varela, reconocido amante de la buena mesa.
La celebración del patronazgo de San Julián fue decayendo en el tiempo como fiesta de arraigo ciudadano en Ferrol, sustituida por los festejos laicos organizados desde el año 1896 en la semana alrededor del 31 de agosto, día de San Ramón, patronímico del Marqués de Amboage, ilustre personaje nacido en la urbe y recordado por los ferrolanos como creador de una Fundación Benéfica.
La celebración del patrón de Ferrol por parte del Concello de la ciudad ha pasado por diferentes variantes. Últimamente el Concello lleva a cabo una amorfa celebración laica de la festividad de San Julián el 7 de Enero, en la que la Alcaldía realiza el reparto de premios a sus amigos y seguidores.