Como todo el mundo se esperaba, al final hubo paso atrás y la Agencia Europea del Medicamento (EMA en sus siglas en inglés) ha decidido autorizar que continúe la vacunación con el medicamento de Janssen. Se reconoce que en casos rarísimos puede tener relación con la aparición de trombos, pero, como ya sucedió con el caso de la de AstraZeneca, sus beneficios están muy por encima de los posibles daños que puedan causar. Todo este tiempo perdido y sin vacunar para que, al final, se añada al prospecto de la vacuna una advertencia del posible riesgo, muy pequeño, de desarrollar coagulación sanguínea. Y, entonces, cabe preguntarse si hacía falta más de una semana de debates para que se incluyera esa frase en un papel que los vacunados no van a ver. Ni tan siquiera van a ver el bote del fármaco. Verán una jeringuilla y sentirán el pinchazo, pero poco más. Eso sí, pasaran miedo unos días por tanta ida y vuelta.