Con una visible alegría contenida. Así esperaban los remeros de Ares la noticia oficial de que, por primera vez en su historia, iban a remar en la Bandera de La Concha. Con la última trainera entrando en la meta de la clasificatoria disputada ayer en San Sebastián, las lagrimas, los abrazos y las celebraciones pasaron de íntimas a exhultantemente públicas, incluyendo el baño de su remero más veterano, Luis Pazos, que si bien curtido ya en estas experiencias no por eso su alegría fue menor. Al contrario.
La “Santa Olalla” se quitó la espina de la agridulce octava posición firmada en 2019 y, tras una campaña muy marcada por la pandemia como fue la pasada, los de la villa siguieron su curso natural para ayer meterse en el bolsillo el séptimo lugar, que les permitirá estar en las citas finales de esta competición, este domingo y el próximo día 12. En su primer año como técnico de la trainera de la villa, y recogiendo asimismo los frutos de otros como Agustín Fernández y Eclise, Pendo celebró con los suyos este hito histórico, y lo hizo con un equipo que sufrió bajas de última hora debido a la enfermedad de uno de sus remeros y muchos cambios respecto a regatas anteriores. Una apuesta que le salió bien a los aresanos que firmaron esa regata de diez, como señalaba a este diario el técnico el día anterior, mientras que algunos de sus rivales directos lo hicieron de ocho –ese fue el caso de Ondarroa, octava clasificada–.
Con las grandes favoritas cumpliendo su papel, tras el primer largo parecía que esas dos últimas plazas de clasificación se iban a jugar entre los propios aresanos, Cabo, Ondarroa –ambos firmaron el mismo tiempo en la ciaboga–, Getaria, Lekeitio y Zarautz, moviéndose en una diferencia de seis segundos.
Si bien, fueron solo los gallegos, los de Boiro y los de la villa, los que aguantaron el ritmo en el segundo largo, con Cabo da Cruz cuarto y Ares séptimo, para acompañar a Santurtzi, Hondarribia, Zierbena, Orio y Urdaibai a la siguiente ronda: la final.
Una presencia que, representando no solo a sus compañeros, si no a todo un pueblo, “es un sueño”, definió el patrón Hugo Rascado al término de la competición disputada en la tarde de ayer. Y es que fue una regata complicada con “el mar muy sucio, nada que ver con como estaba por la mañana” y a la que los aresanos supieron adaptarse a la perfección. “Sabíamos que haciendo una regata buena y que alguno fallase, estábamos ahí”, añadía el remero, que recordaba también un gran final de campaña con la permanencia en el bolsillo y ahora con su billete para La Concha. “Le dimos duro, duro, duro y entramos”, añade, “ahora vamos a disfrutar y esperar que pueda remar todo el equipo”.