Entre aplausos y gritos al corear su nombre, con pancartas que hacían mención a algunos de sus valores. Entre ellos, la constancia, que ha llevado a Javier Gómez Noya a ser campeón mundial de triatlón o poseedor de una medalla olímpica, entre otros méritos.
El deportista se ha rodeado este viernes de algunos de los más jóvenes alumnos del colegio Sagrado Corazón, en su Ferrol de origen, para sacar a relucir su vena musical con una guitarra y, principalmente, para disertar sobre las bondades del deporte.
Ha sido en el marco de un acto de la Fundación Phoenix, en cuyo inicio ha sido presentado como "una gran persona" que hasta se ha colocado una mascarilla roja, el color del histórico centro de las Madres Mercedarias. A los estudiantes les pidieron "cremallera", que estuviesen callados, y cumplieron.
"Empecé desde abajo, en el Natación Ferrol; un niño más que iba a entrenar", ha subrayado el deportista.
Gómez Noya les ha dejado claro que nadie "nace siendo campeón de nada" y les ha instado a ser deportistas, pues según ha expresado, el deporte ayuda "a muchas cosas de la vida", para que sea más "saludable", para que a "nivel mental" sea más equilibrada.
Incluso para "ser más eficiente en los estudios", aunque todo tiene un precio: "Esfuerzo, horas; las cosas no vienen gratis", les ha dicho.
El ferrolano ha asegurado que aunque tuviera "un trabajo normal" también tendría que dedicarle "esfuerzo" y ha sostenido que poco a poco se "aprende a dedicarle tiempo a las cosas".
Es inevitable pensar en el fútbol y tanto "los futbolistas como otros deportistas que llegan a lo más alto son poquitos". A cambio, propone tener en cuenta que lo que se "aprende por el camino va a ser útil".
Noya lanza consejos claros: alimentación adecuada, descanso para rendir al máximo. Es más, cita su propio ejemplo: "Los que hacíamos deporte éramos los que mejores notas sacábamos, aprendíamos a aprovechar el tiempo".
En su caso, entrenaba a las seis y media de la mañana, una cuestión de "organización".
Era natación, luego saltó a un triatlón por entonces "muy desconocido": "Estaba todo más verde", asegura.
Un deporte en el que la experiencia le enseñó que una cosa es la competición y otra "la buena relación" que puede y debe tener con sus oponentes.
Sin ir más lejos, con Mario Mola, "un coco" en los estudios que supo combinar "el nivel más alto del deporte" con su formación académica.
"Es un buen amigo, me he jugado campeonatos con él", ha apuntado.
A Gómez Noya lo invitaron a probar el triatlón y lo hizo "sin saber que iba a marcar un punto de inflexión" en su vida.
Este viernes ha echado la vista atrás y se ha dado cuenta de que puede haber nuevas estrellas en cualquier lugar, pero que el trayecto a la cima se tiene que apoyar en un soporte sólido.