l Gobierno prepara una Ley de Memoria Democrática. Una norma necesaria que llega muy tarde, casi medio siglo después de la muerte del dictador que acabó con la República democrática. El proyecto incluye una enmienda de los dos socios coligados que ordena que todas las leyes del Estado, incluida la Ley de Amnistía de 1977, se interpretarán y aplicarán conforme al Derecho Internacional y, en particular, con el Derecho Internacional Humanitario, según el cual los crímenes de guerra, de lesa humanidad, genocidio y tortura son imprescriptibles y no amnistiables. Y se da la circunstancia de que, habiendo pactado el contenido de la enmienda, ambas partes no se ponen de acuerdo sobre las consecuencias concretas de esta medida.
Para Unidas Podemos, esta norma abre la puerta para juzgar los crímenes franquistas, algo que hasta ahora ha sido imposible por la vigencia de la Ley de Amnistía. Para el PSOE, sin embargo, nada cambia, teniendo en cuenta el principio básico de que la legislación penal no puede aplicarse de manera retroactiva. Así que se abre un apasionante debate teórico que enriquecerá nuestros conocimientos jurídicos. Pero la decisión final sobre la extensión de los efectos de la norma dentro de las costuras de nuestro ordenamiento jurídico la tendrán que determinar los tribunales de justicia y, eventualmente, el Tribunal Constitucional.
A la ley aún le espera un recorrido parlamentario hasta su entrada en vigor. Y si alguna iniciativa pretende después llevar este asunto a los tribunales, se abrirá otro proceloso camino, dilatado en el tiempo, hasta dilucidar si los crímenes concretos son o no perseguibles por la justicia. Y aquí sí que nos podemos poner de acuerdo: aunque finalmente se llegue a la conclusión de que a los amnistiados se les puede “desamnistiar” y juzgar para conseguir la reparación de las víctimas, seguramente los unos y los otros estarán todos muertos. Y en este sentido el derecho penal es claro cuando establece que las responsabilidades criminales se extinguen con la muerte. Y como cantó Serrat, habremos llegado de nuevo tarde donde nunca pasa nada.