La diferencia entre una tarjeta roja y que no pase absolutamente nada es un curso de inglés para árbitros de fútbol. Una vez asumido que no hay jugador sobre el césped que en pleno acaloramiento manifieste su frustración con un “mechachis”, conviene distinguir cuándo a un colegiado le están insultando y cuándo la cosa ni siquiera va con él. Igual a los clubes les interesa más montar una academia de idiomas que la Superliga.