El Consistorio de Valdoviño convocaba para la tarde de ayer una nueva quedada vecinal en las instalaciones de la antigua escuela unitaria de A Ramalleira, en Pantín. Una vez más, allí se dieron cita los que un día fueron alumnos, pero también madres y abuelas que querían tomar parte en la recuperación de las instalaciones. Una decena de personas decidió sumarse en la tarde de ayer –día laborable para muchos– en este proyecto.
En este sentido, desde el gobierno local explican que “teníamos bastante claro que los vecinos de esta parroquia se iban a implicar” asegura el alcalde de la localidad, Alberto González. “Hay que recordar que esta escuela era un referente desde el punto de vista social, pero también en la unión parroquial o de trabajo en igualdad. Era un referente educativo a nivel nacional”, expone el primer edil, por lo que para el grupo de gobierno “era una obligación abordar esta actuación implicando a la mayor parte social posible”.
Entre los que se encontraban en Pantín estaba Rosana García –actual concejala de Cultura–, que realizó las prácticas del grado de Educación Infantil en estas instalaciones, por las que también pasó el mayor de sus hijos.
Dejando al margen el lado corporativo, asume que la suya es una “cuestión personal”. “Me quede vinculada al centro por la gran cantidad de actividades que se programaban en las que muchos de la parroquia hacíamos de monitores”, rememora.
En este sentido, recuerda que cuando el colegio estaba a punto de cerrar sus puertas, hace casi dos décadas, ya se planteó una propuesta similar que buscaba “que no se perdiera el gran legado pedagógico, no podíamos dejar que se quedase aquí”, expone.
En ese momento no se llevó a término ningún proyecto y a pesar de que más tarde ella sería la responsable de la concejalía pertinente para poder ponerlo en marcha, “el día a día te absorbe”, y se acabó posponiendo.
Sin embargo, a finales de marzo “fue el momento de hacerlo sí o sí, porque no me podría ir sin dejar esto resuelto”, comenta García, quien además confiesa que “es realmente emotivo porque la idea de hacer estas convocatorias abiertas destacaba la gran ayuda de los vecinos, puesto que estas labores serían imposible sin su colaboración”.
El valor de la respuesta vecinal supera cualquier expectativa, de eso no cabe duda. También para algunos está siendo una vuelta al pasado en la que, por mucho que se intente, no se consigue contener la emoción al cruzar el umbral de la que un día fue la escuela de un parroquia.
Con la cita de ayer se cumplió la tercera quedada de una propuesta que tiene como objetivo, tal y como explica González, convertir las instalaciones en un museo, en concreto un “espacio recordatorio de las escuelas rurales, los proyectos y espacios pedagógicos que fueron esenciales para el desarrollo de estas zonas”, aseveró el regidor.