Las funciones de una Asociación de Nais, Pais e Alumnos (ANPA) están reguladas en el derecho estatal desde la década de los ochenta. En el Real Decreto 1533/1986 se establecen las principales funciones de estos grupos, así como su funcionamiento y características.
Sin embargo, hay algunas que por circunstancias varias han tenido que extralimitar sus capacidades y asumir cierto tipo de actividades que no les corresponden. Así es como se encontraban, hasta hace apenas un mes, las familias que conforman estas entidades en cuatro centros de Narón.
Los colegios de A Solaina, O Feal, A Gándara y Piñeiros han tenido que ser gestores del servicio de madrugadores que “en teoría iba a asumir el Concello en este 2025”, aseguran. Las particularidades de cada centro los diferencian, pero sus representantes Vanesa Higuera, Antonio Cabrera, Xaime Acuña y Sergio Bodelón, respectivamente, han unido fuerzas en momentos de flaqueza para protestar por una situación que califican como “insostenible”.
Curiosamente, estas madres y padres no son usuarios del servicio por el que pelean, pero son plenamente conscientes de la “relevancia que tiene para muchos otros compañeros”, para los que la conciliación es más que necesaria.
Ahora, serán las propias familias quienes contraten con la empresa que, desde este mes de enero, gestiona este servicio. “En el caso de que cojan los vales mensuales, hay una subvención que se pedirá desde las ANPAS”. Esta es, según los representantes de estas entidades, “la situación que hemos conseguido porque nos hemos plantado, pero dista de lo que nos prometió la administración pública, que asumió hacerse cargo a partir del primero de enero”.
“No podíamos coger a todos lo niños que solicitaban este servicio”, comenta la presidenta del ANPA de A Solaina, Vanesa Higueras, porque “no teníamos monitores suficientes como para dar respuesta a niños con, por ejemplo, necesidades especiales”.
En este caso en concreto, y al ser ellos quienes se encontraban gestionando este servicio, “la posible solución era subir el precio al resto de familias para poder contratar a otro profesional cuando estos ya estaban fijados y en los hogares ya se contaba con ese gasto”. Esto, confiesa, fue “una fuente de problemas”.
El hecho de que no haya “relevo” para los que ahora se encuentran en la asociación también preocupa, y más si se encuentran como ellos, “gestionando una serie de prestaciones que no son, en ningún caso, competencia nuestra”.
Desde este centro, además, se denuncia el deterioro de las infraestructuras. En concreto la de un ascensor “que a la vuelta de vacaciones iba a estar arreglado” pero, al retomar las clases el pasado 8 de enero, vieron que no se acometieron mejorías, y hay pequeños que no pueden acceder a sus clases”.
El trámite para el servicio de madrugadores es, sin duda, complejo. “Hasta junio del año pasado llevábamos un recuento de los niños que utilizaban madrugadores y a final de mes nos poníamos en contacto con los padres y madres para que supieran cuánto tenían que abonar. Después el catering hacía una factura y se pagaba. A veces teníamos todo el dinero, otras había que adelantarlo porque las familias aún no habían pagado”, expone Higuera.
A continuación se pedía una subvención –para las familas, no para las ANPAS– “lo que conlleva un trabajo administrativo muy grande” y, cuando llegaba el dinero se repartía proporcionalmente entre los usuarios del servicio.
La partida del 2024 se firmó en diciembre y a pesar de que ahora la empresa Jardanay es quien –por ahora– lleva este servicio en los cuatro centros, a ellos aún les queda liquidar las devoluciones del ejercicio del pasado año, pero también firmar el actual.
“El Ayuntamiento se ha visto en la tesitura forzada de ayudar. Antes de que empezásemos a protestar el proceso burocrático era realmente complicado”, expone el presidente del ANPA de O Feal, Antonio Cabrera. “Puede ser realmente complejo para alguien que no tiene conocimientos en la materia”, asegura.
“Queríamos que o Concello asumira esa parte de conciliación dos veciños de Narón”, expone el secretario de la entidad de A Gándara, Xaime Acuña. Tener esta responsabilidad –tanto la gestión del propio servicio como la de establecer los convenios con el gobierno local, además de toda la gestión del dinero (recaudaciones y devoluciones) con las familias– “obligaba a estar centrados nisto todo o curso, sen poder facer os nosos labores”.
“Nosotros no llegamos, ¿qué vais a hacer?”. Eso fue lo que les dijo alcaldía cuando vieron que no eran capaces de hacerse cargo de este servicio a comienzos de 2025 y, las ANPAs se sintieron “entre la espada y la pared”.
Cuando se reunieron con el gobierno local se les pusieron encima de la mesa dos alternativas “impuestas”: “Podíamos seguir nosotros hasta que saliera la licitación o llevarlo indefinidamente pero sin subvención”, señala el grupo.
Ellos, conscientes de que para muchos hogares “un euro ya es mucho”, nunca se plantearon hacer de este un servicio elitista, “pero no estábamos dispuestos a asumir unas condiciones impuestas que menospreciaban las agrupaciones que conformamos”.
Es más, tienen claro que se sienten “jugadores de segunda”, como si fueran “una pelota que va de una administración a otra”.
La situación es bastante equiparable en los cuatro centros pero Acuña expone que “a idea das ANPA sempre foi ofrecer un servizo continuo, independentemente de nós”. Y es que esta escuela no contaba con una asociación hasta finales del curso pasado y ahora, que esta gestión matutina la lleva una empresa “as familias quedamos liberadas dun servizo que non temos que prestar e podémonos adicar ás finalidades que aparecen nos nosos estatutos: facilitar a participación da familia en diversos ámbitos do centro escolar”.
La implicación de estas entidades hasta ahora en la prestación de ciertas actividades podría llegar a ser un hándicap y, teniendo en cuenta que la participación es voluntaria, “podería chegar a traducirse na desaparición das ANPAS”.
“Queremos desvincularnos xa do servizo, pero tamén do convenio e aínda nos queda o deste ano para poder adicarnos ás necesidades dun cole e os nenos”, asevera Xaime Acuña. “Dejar de funcionar como una empresa –gestionar altas y bajas, cobros, impagos y facturas– supone una liberación”, añade Bodelón.
Han invertido su tiempo en buscar que la gestión de la prestación de madrugadores sea accesible, asimismo, para todos y es que, en un principio “la subvención iba a ser del 60% pero acaba siendo de un 100%”, explica. Esto se traduce en que “antes pagábamos 2’90 al día y ahora aquellos que vayan de forma fija pagan 1 euro por cada día lectivo del mes”. Los desayunos esporádicos, sin embargo, mantienen el precio inicial, cosa que para Bodelón “no es razonable”, puesto que “todos tenemos derecho a la misma subvención”.
El último de los centros de este grupo se suma a la idiosincrasia de sus compañeros y, además, destaca “la falta de empatía de la administración con respecto a las asociaciones, familias y usuarios”.
“No entiendo que algo tan importante como la conciliación esté tan infravalorada. Ves que fluyen recursos hacia otros puntos pero el aspecto socioeconómico de esta cuestión y la educación no tienen esa importancia”, sentencia Cabrera.
Este centro tiene una particularidad ya que es el único integrado de la localidad, por lo que en sus instalaciones hay niños de hasta 4º de ESO.
“La licitación va enfocada a conciliar para niños menores de 12 años. Nosotros, como colegio público, hemos expuesto nuestra realidad. ¿No dejamos que los alumnos de secundaria accedan a este servicio?”, se pregunta el ANPA de O Feal, que tienen claro que es una batalla que aún tienen que librar. “Todos y todas tienen que poder hacer uso de esta prestación si así lo requieren”, asevera Antonio Cabrera.
Ellos cuatro son la voz de las familias, también de los niños. A pesar de que las cosas ya han cambiado, teniendo en cuenta la importancia de su trabajo para ello, son conscientes de que aún les queda mucho por hacer durante este año para que estas asociaciones puedan, por fin, dejar de ser contables, gestoras y administrativas.