El Museo Mares de Cedeira ha querido conmemorar el Día da Ciencia en galego con diversas actividades gratuitas y abiertas al público en general. Entre las yincanas, juegos y talleres diseñados para celebrar dicha efeméride se encontró también un coloquio impartido –en dos sesiones, los pasados 15 y 29 de noviembre– por el que fue capitán en la Marina Mercante, Fermín Mosquera.
Bajo la premisa, “Horóscopo: mitos y verdades. Navegación y Astronomía”, el exmarino resolvió las dudas de los presentes. “La primera ‘bofetada’ que les meto a los que vienen a las charlas es que las constelaciones no existen, sino que las fabricamos nosotros. Nos imaginamos todas las estrellas en una esfera, una gran bola que tiene como centro la Tierra. Si nos montásemos en una nave espacial y estuviésemos en el espacio, veríamos que esa realidad no existe”, explica Mosquera, que ejemplifica su argumento de la siguiente manera: “Imagina tener un terreno plantado lleno de pinos. Si en la primera fila corto todos los árboles menos el primero, en la segunda todos menos el segundo, y en la tercera, por ejemplo, todos menos el último, la vista desde tierra a unos dos o tres kilómetros de distancia y desde un helicóptero no sería la misma. Pues con las estrellas pasa lo mismo. Nosotros las colocamos como queremos, como nos resulta más cómodo porque nos recuerdan a figuras. Pero lo cierto es que muchas veces para identificar una forma en el cielo hay que hacer un verdadero acto de fe”, comenta entre risas.
Con respecto al horóscopo, el exmarino asegura que “yo en las creencias que pueda tener cada uno no me meto. Hay gente que dice que las estrellas pueden influir en el carácter de la gente. Lo que les digo en estas situaciones es que el horóscopo comenzó hace unos 2.400 años y, curiosamente, las estrellas en esa época estaban en una posición diferentes a la de ahora. Bueno, en realidad, lo que hay que tener en cuenta los movimientos que tiene la tierra: rotación, traslación, precesión...”.
Mosquera lleva sin navegar desde el año 2000. Explica, sin embargo, que pese a los avances tecnológicos, la astronomía sigue teniendo un papel fundamental a la hora de navegar. “En la última empresa en la que estuve, a pesar de que el barco contaba con un sistema de situación por satélite, era norma de la compañía seguir usando la astronomía. De hecho, si el tiempo era bueno y podíamos hacerlo, usábamos las estrellas, el sol, la luna y los planetas al amanecer, a media mañana, al mediodía, una o dos veces por la tarde y en el crepúsculo”, comenta el exmarino, que apunta a que comparaban sus cálculos con los datos proporcionados por el sistema Transist (Navsat).
Pese a lo que muchos puedan pensar, el margen de error no era elevado. “Si tienes unos buenos, sextantes, unos buenos cronómetros y eres muy cuidadoso a la hora de tomar los datos, el error que se puede cometer es muy pequeño. Hablamos de, por ejemplo, media milla, unos 900 metros. Eso en la ría de Ferrol es mucho, pero en alta mar no es nada”, sostiene.
En cuanto a la evolución en la navegación, Mosquera explica que “desde la época de Colón, desde que empezaron a usarse los astrolabios hasta los años 60, hubo muy poca evolución. Había que tirar de sextantes. Los sistemas por satélite empezaron a aparecer en los 70, aproximadamente. Antes teníamos otros métodos, bastante buenos, pero que no tenían cobertura mundial. Hablamos del sistema Decca, del Loran o del Omega. Pero cuando llegó el Omega también empezaron a aparecer otros con los que no pudo competir. Nada pudieron hacer contra el GPS o el Transit, mucho más perfeccionados”.