Reducir, Reciclar y Reutilizar. La regla de las 3R es una propuesta que hemos escuchado en multitud de ocasiones desde hace décadas –fue popularizada por la organización ecologista Greenpeace y presentada en 2004 durante la cumbre del G8 por el primer ministro de Japón Koizumi Junichiro–. Sabemos que el papel se deposita en el contenedor azul, que el plástico va en el amarillo y que con las botellas usadas se pueden fabricar otras nuevas si las depositamos en su pertinente lugar; todo ello para lograr que el volumen de residuos no sea tan elevado y favorecer, con estos hábitos, el cuidado del medioambiente. Pero, ¿y la ropa? Los diferentes usos que pueden tener las prendas una vez nos deshacemos de ellas son quizás más desconocidos por la sociedad y su correcto reciclaje es fundamental, siendo la industria textil la más contaminante –favorecida por la “fast fashion”– tras el sector alimentario.
Por ello, cada vez es más habitual encontrar en las calles (no solo de las zonas urbanas) contenedores destinados a la recogida de ropa y calzado usados. En este sentido, son varios los municipios de las comarcas de Ferrolterra –Narón, Valdoviño, Cerdido, Cedeira, Mañón, Ortigueira y San Sadurniño– que han suscrito un convenio con la firma Iniciativa Social Emprendedora de Reciclaxe Téxtil de Galicia (Insertega) para la instalación de estos recipientes.
Esta empresa nació en 2013 y dedica su actividad a recoger y posteriormente tratar las prendas, seleccionando y separando aquellas que se encuentren en buenas condiciones –se reutilizan tras un proceso de limpieza y se donan, por ejemplo, a entidades sociales–.
Aquellas que no puedan tener una “segunda vida” se destinan al reciclaje. Insertega las convierte en nueva y diversa materia prima, con la que elabora desde hilos y bolsas hasta mobiliario o revestimientos para construcción. De hecho, esta empresa coruñesa cuenta incluso con una línea de uniformes de trabajo realizados a partir de fibras recicladas.
La colaboración entre estos siete Consistorios e Insertega permitió recolectar el año pasado en las comarcas un total de 58.580 kilos de ropa y calzado usados, depositados por los vecinos y vecinas en un total de 44 contenedores. Su reciclaje ha evitado, además, la emisión de 185,63 toneladas de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, siendo este gas uno de los principales causantes del calentamiento global.
“Queremos agradecer la participación de todos los que, depositando en nuestros contenedores la ropa que no usan, hacen posible el mantenimiento de roperos sociales, las donaciones a entidades y, por supuesto, el reciclaje del textil no apto para reutilizar”, indican desde Insertega, a través de sus redes sociales.