Jorge Sunderland ha pasado más de 40 años surcando los cielos como piloto de avión, una carrera que lo ha llevado por diversos rincones del mundo, desde México –su país de origen– hasta Sri Lanka, Malasia o su actual residencia: Doha (Catar). Sin embargo, su historia no solo se forja en el aire y a miles de kilómetros de distancia. Junto a su esposa de origen asturiano, Grisel Kuri, adquirió hace unos años una pequeña finca en la parroquia de O Freixo, en As Pontes. Allí rehabilitaron una vivienda construida en los años 70, en la que también encontraron una nueva pasión: la apicultura.
“Galicia era una ubicación que no teníamos en la mira cuando comenzamos a buscar una propiedad. La idea original era buscar en el norte, pero más cerca de la tierra de mi mujer. Pero las circunstancias nos llevaron hasta As Pontes. La sensibilidad de mi mujer fue clave para escoger el lugar. Y así, gracias a la ayuda de los gallegos, nos fuimos involucrando en el sector apícola. Así conocimos a Isabel y Manuel, de la Casa do Mel de Goente”.
Ellos fueron, explican, los que los guiaron en sus inicios. “Desde que los conocimos, nos enganchamos de inmediato con su amabilidad, con su calidez como personas y con su pasión por el tema de las abejas. Por supuesto queremos agradecer también el papel de Elena López, la concejala de Turismo, a la que queremos mucho. Ella fue la que nos invitó a conocer el trabajo que se hacía en Goente. Siempre estuvimos muy interesados en la vida y el trabajo del campo”, explica Sunderland.
Así, con el apoyo de este centro de divulgación apícola, se adentraron en la producción de miel. “Lo hicimos desde la óptica del negocio, por supuesto, pero también desde el punto de vista de la pasión por esta práctica”, explica el mexicano. En su primer año de actividad, presume de “haber tenido la suerte de ser ganadores en As Pontes, del premio a la mejor miel monofloral de brezo por su calidad”, un reconocimiento, remarcan, que se debió a muchos factores. “Básicamente a la enseñanza de nuestros queridos maestros de la Casa do Mel y también a las condiciones climatológicas”, explica Sunderland.
Desde entonces, este matrimonio se dedica a producir en pequeñas cantidades y continúa con esta labor cada año. Pese a vivir en Doha, viajan al menos una vez al mes a Galicia para controlar las colmenas. “Tenemos un chico que siempre nos apoya con nuestras abejas”, agradece Jorge.
La miel de brezo que produce este matrimonio no solamente es apreciada en la comarca, sino también en Oriente Medio, en donde la pareja ha estado presente en el Festival Internacional de Miel de Doha junto a 200 expositores de todo el mundo. “Nos llena de orgullo. La verdad es que cada vez que participamos siempre nos va muy bien, tanto en el apartado de ventas como en la aceptación que tiene la miel gallega”.
En este sentido, Sunderland explica que los árabes son “verdaderos amantes” de este producto, vinculado a su cultura y “a su manera de comer en general”. Reconoce que “nos ha costado un poco modificar sus gustos, por el sabor en el paladar de las mieles que ellos prefieren, derivadas de un arbusto típico llamado Seder, que crece en las zonas desérticas, sobre todo en el Sultanato de Omán. Pero la verdad es que desde que han probado la miel de brezo, la han aceptado y les gusta mucho. La comen directamente y la utilizan mucho en sus diferentes platos”.
Con la vista puesta ya en el retiro –“he volado ya muchos años y este 2025 me toca jubilarme de la vida de piloto”–, la vida de Jorge Sunderland continuará ahora en la parroquia pontesa.
“Esta finca que tenemos en O Freixo se la debo a mi mujer, porque cuando la pisamos por primera vez dijo: ‘Aquí tienes que comprar y aquí tenemos que quedarnos’. Ahora que termina ese proyecto de mi vida, que ha sido soñar con volar como piloto, regresaremos a Galicia para seguir soñando con la apicultura, dedicándonos con más tiempo a esto que nos parece tan bonito y apasionante. Más aún con la suerte de estar rodeados de nuestros amigos gallegos a los que siempre les estaremos agradecidos. Si algo hemos aprendido con tanto andar en el mundo es que lo más valioso que puede tener el ser humano es estar rodeado de personas que te dan ese entusiasmo por la vida, ese aprecio por los valores. Y Galicia es eso, los gallegos son eso: personas con mucha calidad y con muchas tradiciones”, asevera el mexicano.
Del mismo modo que sus compañeros del sector apícola, Sunderland es consciente de los retos que enfrenta la profesión, entre ellos, la presencia de la avispa velutina. “En 2024, afortunadamente, este problema no nos golpeó tanto como en años anteriores. La verdad es que la velutina, igual que cualquier otro polinizador, se ve afectado por el cambio climático. En este sentido, la incidencia bajó mucho el año pasado por la climatología”.
“Definitivamente”, remarca, “es una crisis que vive el sector, una problemática triste. Sin embargo, creo que no es imposible de erradicar”. A este respecto, considera que requiere “de mucho trabajo por parte del apicultor y de mucho apoyo de los sectores involucrados. Necesitamos ayudas no solo en el aspecto económico, sino en tecnología, en investigación... para lograr elementos que nos permitan combatirla”.
Estos dos apicultores ponen el foco, además, en la importancia de difundir este tipo de trabajos. “A veces, creo que las personas –y es una condición muy humana– perdemos de vista cuestiones que tenemos muy cerca. Por ejemplo, la miel de brezo es un alimento muy tradicional y, como está muy a mano, en ocasiones pierde su valor. No en cuanto a su calidad, o a su sabor, sino por todo lo que significa el apoyo a un ecosistema que se ha venido deteriorando. Este podría ser también otro motivo de debate”, reflexiona Sunderland. En este sentido, recuerda que las abejas “representan un papel fundamental en el tema de la polinización y de la vida cotidiana del ser humana como tal”.
Sea como fuere, Jorge Sunderland y Grisel Kuri continuarán endulzando los paladares ponteses y de todo el mundo, en un nuevo proyecto que no ha hecho más que despegar.