Grand Prix con acento del norte: la inmortalidad de la verbena gallega

El trabajo de las comisiones de fiestas es continuo y, en algunos casos, se materializa en un solo fin de semana
Grand Prix con acento del norte: la inmortalidad de la verbena gallega
Baile do Trébole, parte de las fiestas de O Seixo. I Emilio Cortizas

Cada año, los gallegos natos y los importados en la temporada de verano, llevan a cabo su Grand Prix particular. Cada ciudad, pueblo, parroquia y barrio compite por superarse a sí mismo en la edición de sus fiestas. 


Haciendo honor al que es su patrón o patrona, cada punto geográfico de Galicia, y Ferrolterra se pone sus mejores galas y entre baile, comida y bebida se le dedica un día, un fin de semana o incluso la semana entera, al protector o protectora del lugar. 


Por un lado,el vermú. Una bebida conocida mundialmente, pero nadie consigue elevarla al nivel que le otorga una orquesta, un toldo y muchos incondicionales. 


Por el otro, la verbena. Una planta con unas altas propiedades curativas, y que durante la temporada de verano crecen –sobre todo los fines de semana– en cada localidad gallega.

 

1 Más de 2.000 fiestas cada verano en Galicia


El orquesteo se ha convertido en un signo identitario en toda Galicia, una forma de celebrar lo propio, la pertenencia a un lugar, las creencias… La conversión de los minifundios en pistas de baile ya es más que una tradición. 


La mayoría de las verbenas se celebran entre julio y agosto, unas 2.500 en toda Galicia en estos dos meses del año. En esta curiosa gincana  fiestera, cada vez tiene más repercusión y eso se nota, por ejemplo, en la incorporación de las sesiones vermú infinitas del último día. Esto son muchas horas de trabajo que las comisiones de fiestas se cargan a los hombros. 


En la comisión de O Seixo (Mugardos), que están al frente de sus celebraciones locales desde hace tan solo dos años, tienen claro que el trabajo que realizan merece totalmente la pena. Esto es una labor añadida y que tienen que hacer en su tiempo libre pero “es una satisfacción”, concluye Paloma Ansedes. Ellos lo saben mejor que nadie, ya que han rescatado parte de las fiestas en su lugar, con más ganas que nunca.
David Díaz, desde O Val (Narón) cuenta que a pesar de que su última fiesta es el 25 de agosto, el primero de septiembre ya es laborable. Tienen cuatro jornadas maratonianas a lo largo del año que piden una dedicación exclusiva. 


En Barallobre (Fene) son seis personas las que llevan la batuta en las verbenas. Hay algunos con una trayectoria de tres décadas, otros que llegaron hace 5 o 6 años, pero coinciden en que merece la pena hacerlas. Explican que “os veciños son moi xenerosos para que poidamos facer algo así, debémosllo”.

 

2 Relevo generacional en las comisiones de fiestas


Tanto los de Fene como los de Narón se resignan por la falta de gente joven y dinámica dentro de sus comisiones.


Algunos llevan ya media vida poniendo ganas y empeño para que esto salga bien e instan a la participación de otras generaciones en el proceso organizativo.


Exponen que, en la práctica y a pesar de que las verbenas son el eje central de los veranos de muchos jóvenes, no hay una implicación en todo el trabajo que hay detrás de estas noches de verano.  El naronés, echa cuentas y echa en falta. “Ahora mismo somos seis pero hace años hemos llegado a las veinte”.


A pesar de ello, las comisiones mantienen los brazos abiertos,  y están dispuestos a ampliar su elenco.

 

3 La búsqueda de financiación 


“Es difícil porque hay orquestas que han duplicado el precio y en sitios pequeños como nosotos, que no contamos con gran presupuesto, se vuelve complicado” dicen desde O Seixo cuando se les pregunta por el tema de las contrataciones. En esto coinciden las tres organizaciones.


La ya mencionada anticipación de los naroneses también se debe a esto. La antelación les permite cerrar algunos tratos que, cuando se acercan las fechas tendrían unos precios asequibles para muy pocos. 
Los de Barallobre por su parte y tal y como han hecho este año, optan por la diversificación. Aseguran que les gustaría contar con los grandes referentes del mundillo, pero que “pero polo prezo dunha agrupación trouxemos catro”.


La financiación de estas entidades es popular. La colaboración de los vecinos es esencial y, en cualquiera de los tres casos, el agradecimiento de la comisión al pueblo es constante. Aunque hay veces que necesitan algún ingreso extra.


Es por ello que O Val busca este empujon extra con las actividades que realizan a lo largo del año. Bien mediante sorteos y lotería, bien con cenas. No se olvidan de ningún sector de la población y promueven convenios con empresas locales que les permiten hacer sorteos, como fue la colaboración con el estudio de tatuajes Mala Herba o, el próximo 28 de julio, la celebración de la II edición de la Kings League Valexa, que se celebrará en campo del S.D. O Val de Narón.

 

4 Una moda que nunca va a estar obsoleta


La seguridad se confirma como la preocupación principal dentro de las organizaciones ya que, para que una celebración salga bien, todos tienen que poder disfrutar con la mayor tranquilidad posible. 


Esto, sin duda alguna, está ligado a la gran asistencia que tienen las orquestas. Está claro que si el artista favorito de uno toca gratis durante dos meses seguidos, la afluencia de interesados iba a ir descendiendo progresivamente, pero no pasa con el mundo del verbeneo. Las agrupaciones, aunque con diferente nivel, arrastran masas en la temporada veraniega, incluso a veces fuera de esta.


Díaz, y las cuatro fiestas anuales que lleva su organización, tiene claro que a pesar de que no haya esa implicación dentro de la entidad, sí la hay en la pista (muchas veces campo) de baile. 


La adaptabilidad del repertorio musical también ha supuesto un punto clave. El pasodoble sigue teniendo cabida, pero los ritmos más caribeños se han abierto paso y, junto a ellos, viene la modernización de las infraestructutas que tran consigo las orquestas.


Un espectaculo de luces, imagen y vestuario que transforma la plaza del pueblo en el Broadway local durante unas horas.

 

5 Las tradiciones populares también tienen cabida


Los mugardeses van un paso más allá. No se quedan solo con las orquestas y los toldos. Ellos buscan recuperar tradiciones y han recuperado el Baile do Trébole. Una tradición de danza que atraviesa las casas de todo el lugar. 


“Desde el comienzo del puente se comenzaba a juntar gente. Entraban en las casas por la puerta principal y salían por la trasera bailando el trébol hasta que llegaban al muelle”, comenta José Manuel Pena, presidente de la comisión de fiestas de O Seixo. 


Esta costumbre llevaba unos años parada y la reactivación ha sido un proyecto de la organización que busca devolverle al pueblo parte de su cultura.


Otro punto importante para ellos son “as merendas”. Un día en el que las familias y los grupos de amigos se sientan a comer al lado del mar y, desde la organización, se premia a la merienda más original. 


Al preguntar por los criterios que se siguen para otorgar el máximo galardón, lo tienen claro: “Que no sea un producto ya hecho”. Vuelven celebrar y a valorar lo propio, pues también tienen en cuenta que haya, por ejemplo, manteles de hilo como antaño. Se sienten orgullosos, tanto ellos como el pueblo, que demuestra una gran acogida con estas celebraciones. 

Grand Prix con acento del norte: la inmortalidad de la verbena gallega

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