Christian Borrego -Madrid, 1997- lleva en su camiseta el apodo que ya en categoría alevín le "otorgó" uno de sus compañeros de equipo. Compartiendo campo al nombre de "chiquitín, chiquitín", el sobrenombre, como ocurre casi siempre, sin saber muy bien porqué fue ese y no otro, arraigó y, asimismo, evolucionó al actual Chiki, que perdura más de dos décadas después. "Pero es solamente en el fútbol", comenta entre risas el nuevo jugador racinguista, "luego soy Christian". 

Con la indumentaria del Racing, y "convertido" en Chiki, el delantero debutó en el once inicial del equipo de Parralo ante el Málaga, disputando casi 60 minutos para dar paso posteriormente a su compañero Nacho Sánchez. El madrileño cambió un tanto su uniforme de ariete para este debut, pasando al extremo izquierdo -la posición más coja del grupo verde-, una muda de piel en la que encajó a la perfección futbolista, que ya sabía que la talla era la adecuada para él. "Tenía que jugar en banda por circunstancias y yo encantado de ayudar donde sea. No es una posición desconocida para mí, porque ya he jugado ahí, pero no es el perfil de extremos que estaba en los últimos años jugando. Creo que tengo otras virtudes que pueden ayudar al equipo ahí", analizaba el deportista. 

Tras casi una hora sudando la camiseta racinguista, y después desde el banquillo, Chiki compartió las buenas sensaciones de sus compañeros después del duelo con igualada ante la formación andaluza, especialmente "porque al final el equipo remontó en dos ocasiones. O sea, que tenemos orgullo, que eso es importante para partidos así". Un orgullo colectivo que trabajó de pegamento en un grupo que se encuentra en su "mutación" a equipo -"somos muchos nuevos, y al final todo requiere de una fase de adaptación"-. 

Lo que sí que se pudo vislumbrar en este primer choque liguero es el potencial que atesora la formación verde a balón parado, puerta a futuras alegrías para la afición y el conjunto racinguista. "Hay partidos, como el del otro día, que íbamos a ceros y que podíamos haber abierto el marcador a balón parado", comenta Chiki, "tenemos gente muy alta y que va bien de cabeza. Eso nos puede dar un plus para abrir partidos y también defensivamente estar cómodos en esas jugadas para no sufrir tanto". 

Venga quien venga

El delantero madrileño, además de tirar de este reforzado potencial racinguista ayudado por sus nuevos centímetros, sabe que otra de sus fortalezas reside en su condición de local, en el fortín de la ría que es A Malata. Tras el reparto de puntos del pasado sábado -insuficiente para su compañero Brais Martínez-, el ahora extremo es conocedor de este arma esté quien esté enfrente. "Jugando en casa tenemos que ir a por los tres puntos. Sabemos que somos muy fuertes aquí y lo tenemos que hacer cada partido. Da igual que venga Málaga o Granada. Tenemos que sumar tres puntos en casa para ver dónde nos deja la liga". 

Una competición en la que, como siempre buscando el mejor desempeño, y un poco a diferencia del pasado año en el que tanto grupo como afición hacían la suma para alcanzar esos 50 puntos para seguir soñando, esta campaña los números no aparecen tanto en las conversaciones de vestuario. "No hemos hablado de sumar X puntos. Sabemos que el primer objetivo son esos 50, pero no es algo que nos preocupe, simplemente es ir cada partido a ganar", cuenta Chiki, "eso al final nos va a poner en el sitio que merezcamos. No nos ponemos un objetivo a largo plazo".