Casi una semana después y pocas horas antes de un nuevo enfrentamiento con un Sporting asimismo peleando por finalizar en la zona alta de la tabla, la sombra de lo ocurrido ante el Oviedo sigue planeando sobre A Malata.
“Ha sido un partido del que me gustaría hablar mucho menos, pero como ha ocurrido es lo que hay, ojalá podamos olvidarlo pronto y centrarnos en lo que viene, que es lo más importante”, sentenciaba Cristóbal Parralo intentando apartar con soplidos la tormenta desatada tras un encuentro ante los ovetenses que “salió como salió, fastidiados, dolidos... no lo podemos cambiar y ya no puedo estar pensando en lo que pasó”.
Eso sí, una de las conclusiones más claras que tanto entrenador como jugadores sacaron de este doloroso tropiezo fue que “puedes ganar o perder, pero nunca pensé que pudiésemos dar la imagen que dimos, porque veníamos de tres partidos –dos de liga y otro de Copa–, en el que el equipo había competido, con sus virtudes y carencias. Pero lo que no podemos permitir es que no seamos un equipo que compita y luego ya vemos hasta donde nos puede alcanzar”, sentenciaba Parralo.
Sin buscar excusas a la situación actual de asfixia en una zona baja desgraciadamente muy familiar para los verdes –”si estamos en esta situación es porque no hemos hecho méritos para estar en otra”–, y si ante el Oviedo se vio al Racing muy cerca del fondo, en la nave verde buscan ahora ese golpe contrario, ese punto de inflexión ahora en positivo. “Es lo que intentamos”, añadía de nuevo Parralo, “trabajando, trabajando y trabajando. Pensando en lo que tienes que hacer e intentar no cometer los mismos errores, intentando mejorar”.
Y así lo han intentado en unas filas del ejercito verde de “pocas palabras y mucho trabajo, que es lo que toca”, antes de visitar a un Sporting que, levantando la ceja y de manera irónica, decía el preparador, sobre el supuesto mal momento de su rival, que “si no está bien un equipo que está cuarto, con 29 puntos a estas alturas, porque han perdido un partido fuera de casa de penalti... Yo sé que son un gran equipo, le tenemos respeto, no le tememos, pero sé que va a ser un partido muy complicado”, decía Parralo.
Unos días en los que su nombre ha sido repetido en numerosas ocasiones, a la espera de una posible salida, o no, de una casa verde en la que suma cinco campañas. Una situación en el punto de mira que el entrenador comprende a la perfección, merced a “muchos años en este mundo, ya sé lo que es. Cuando no hay resultados... lo más fácil, el eslabón más débil es el entrenador, lo tengo asumido”, repetía Parralo estas palabras que ya habían salido a la luz en la no tan lejana primera crisis racinguista de esta campaña.
“Lo único que puedo hacer es trabajar, dar lo mejor de mí y ayudar en lo que pueda y hasta donde pueda alcanzar”, comentaba el preparador, sincerándose al añadir que “estoy muy fuerte, muy fuerte, para dar lo mejor de mí mientras esté, no os preocupéis por mí”. El entrenador apelaba a su propia fortaleza, además de a la de sus pupilos, añadiendo que “soy una persona que cree hasta el final, que no se rinde, eso es lo que he hecho toda mi vida y por eso llevo tantos años en esto”.