La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) puso desde el día de ayer a disposición de los ciudadanos una calculadora para saber cuál es el IPC real de cada hogar: Refleja las pautas de consumo personal con el fin de ajustarlo a los gastos y así paliar las subidas de precio y la pérdida de poder adquisitivo en las familias. Para poder hacer uso de ella, el consumidor tendrá que entrar en un enlace de la web de la OCU y calcular el IPC real del hogar.
Indicará el lugar donde reside, las fechas sobre las que quiere hacer el cálculo (si mensual, semestral, etcétera) e informará del importe aproximado que anualmente dedica a las partidas de alimentación, bebidas, ropa, vivienda, muebles y transporte, entre otras. Después, tras cliquear ‘calcular’, el usuario podrá conocer el IPC en la provincia en el periodo precisado, la inflación anual, el porcentaje de gasto sobre el total que dedica a cada grupo de consumo y cómo influye cada uno de ellos en la cesta de la compra del consumidor.
A partir de esa información, el usuario podrá ver qué debe hacer si quiere ajustar el gasto porque, según la OCU, la inflación se ha convertido en una de las principales amenazas para la economía de los hogares y las continuas subidas suponen un esfuerzo diario en los bolsillos de los consumidores de todo el paáis
En julio, por ejemplo, la inflación anual se situó en un 10,8 %, según el indicador adelantado del Instituto Nacional de Estadística (INE), lo que supone un aumento de seis décimas frente al mes de junio, que se encontraba en un ya de por sí alto 10,2 %.
No solo la alimentación
Los principales motivos de este nuevo tirón en la inflación se deben a la subida del precio de los alimentos y bebidas no alcohólicas, la electricidad y el comportamiento de la ropa y el calzado, con precios todavía más altos que el año pasado en estas mismas fechas.
A pesar de la bajada de los precios de la energía, según la Organización de Consumidores y Usuarios, las presiones siguen extendiéndose por todos los bienes y servicios, y esto supone y hace que el consumo en los hogares también vaya reduciéndose a medida que la inflación vaya deteriorando el poder adquisitivo de millones de todo el continente europeo.