La ciudad naval sigue sin levantar cabeza, al menos en buena parte de los indicadores de la Encuesta de Población Activa (EPA). Si bien datos como el empleo o la creación de nuevas empresas en Ferrol llevan meses siendo más que positivos –de hecho los niveles de paro son los más bajos registrados desde 2008–, las características socioeconómicas del área la convierten no solo en un caso bastante excepcional, sino que además parecen anclarla a la cola de las siete grandes urbes de Galicia.
Así, según los últimos datos del informe periódico del Instituto Galego de Estatística (IGE), la población inactiva –es decir, jubinados y prejubilados, trabajadores con bajas o incapacidades permanentes, amas de casa o estudiantes– continúa siendo uno de los factores clave de estos resultados –algo, por otro lado, comprensible dada la tradición industrial y militar de la ciudad–, pese a haber bajado ligeramente, como se verá más adelante.
Comenzando por los datos poblacionales, en la segunda encuesta del año se contabilizaron en Ferrol un total de 53.700 personas mayores de 16 años, un millar menos que en el anterior trimestre –en el primero la caída fue de 1.200–. De estas, 22.600 se corresponderían a la población activa, es decir, mayores de 16 años con edad y capacidad para trabajar, lo que supone una caída de 800 vecinos.
Dentro de este apartado se encontraría la ocupada, 19.000 personas, y la parada, 3.600. Es precisamente este último dato el más positivo del informe, dado que supone una caída en el desempleo de 200 vecinos –la bajada respecto al mes anterior es de 500 personas, pero también es importante tener en cuenta que la población ocupada descendió en 300 habitantes–. Esta cifra resulta a la vez relevante cuando se contempla el cómputo de los inactivos, que alcanzan los 31.000 vecinos.
Como ya se señaló en análisis anteriores, Ferrol es la única de las siete grandes ciudades donde la población inactiva supera con creces a la activa –es el 57,27% del total–; un fenómeno que se explica, como ya se apuntó, por las características del tejido socioeconómico ferrolano. Curiosamente, tras el gran incremento registrado en 2023 –es la cifra más alta desde 2019–, en el segundo trimestre se constató un descenso de 300 personas, que podrían corresponderse, por ejemplo, con estudiantes de otras áreas retornando a sus hogares o vecinos ya retirados mudándose a otros términos municipales.
Otro de los apartados del informe, las tasas de actividad, ocupación y paro, muestran una mejoría relativa respecto al trimestre anterior. En el primero de los casos, que se corresponde al cociente entre la población activa y aquella en edad de trabajar, multiplicado por 100, el documento la sitúa en el 42,1%, lo que se traduce en una caída de siete décimas frente a la anterior EPA.
La tasa de ocupación –la proporción de vecinos empleados frente a aquellos que pueden hacerlo–, se situó en el 35,4% –una décima por encima del primer trimestre–, mientras que el porcentaje de parados se situó en el 16,1%, el mejor resultado en este trimestre desde 2020.