Después de un verano que no ha sido especialmente generoso en Ferrolterra, no son pocos los que han recibido como un mazazo la irrupción del otoño, que vino a darnos la puntilla anímica el pasado fin de semana con un cambio de hora que nos priva además de un poco más de luz.
Ante esta tesitura, no queda más remedio que echar mano de todo aquello que nos reconcilia con la llegada del frío, y las castañas asadas, como pasa con las setas o las mandarinas, demuestran una vez más que la naturaleza está dispuesta a echarnos un cable.
Mientras en otros lugares va desapareciendo la figura de los castañeros, este año ha desembarcado en Ferrol un carromato nuevo que se suma al que suele instalarse en la esquina de Concepción Arenal. Se trata de “Castañas El Yeri” que, en su caso, están despachando en el cruce de la calle Real con Tierra, al lado de la plaza de Armas.
Félix Martínez comanda el negocio familiar, al que le ha puesto el nombre en diminutivo de su hijo pequeño, Yerai, de 22 años, que ya había bautizado la hamburguesería de sus padres. “Es la primera vez que estamos vendiendo castañas”, explica el patriarca, ahondando en que están al frente también de atracciones de feria.
“Había gente que nos lo comentaba, que por qué no teníamos una castañera, y decidimos embarcarnos en esta nueva aventura”, continúa, aclarando que empezaron su actividad el pasado 15 de octubre y que estarán hasta diciembre, todos los días, de 16.00 a 20.30 horas.
Las suyas han sido las primeras castañas asadas en llegar este año a las calles de Ferrol y explica que “normalmente en A Coruña y en otros lugares empiezan coincidiendo con la época de recolección, que es a principios de octubre”. Con todo, aunque sean unos recién llegados en lo que a este fruto seco se refiere, su experiencia al frente de otros muchos negocios les avala: “La gente nos conoce y sabe que en las hamburgueserías trabajamos buen producto, así que tienen la garantía de que aquí también”.
En su caso, son conscientes de la necesidad de comprar una buena materia prima para ofrecer a su clientela, máximo en un producto en el que fácilmente se pueden encontrar parásitos que a simple vista no se perciben.
“Seleccionamos las mejores y las compramos en El Bierzo”, asegura Félix, una zona con marca de garantía propia y donde se recolectan cuando el fruto ha caído al suelo de forma natural. Añade, asimismo, que “estamos teniendo muy buena acogida” y precisa que hay dos tamaños de cartuchos de castañas a escoger: el de 5 euros para los más “larpeiros” y uno de 3 euros para quitarse el antojo y la necesidad de calentarse las manos en los días en los que apriete el frío.
Explica Félix que, precisamente, esperan que las ventas se incrementen todavía más cuando las temperaturas empiecen a bajar como corresponde a esta época: “Para que apetezcan las castañas asadas se necesita frío, y aún no vino”, dice, prometiendo estar al pie del carromato junto a su hijo cuando eso ocurra.