Cinco años del Estado de Alarma en Ferrol: miedo, muertes, incertidumbre, teletrabajo y escasez de papel higiénico

Repasamos cómo se vivieron en la calle y en la redacción de Diario de Ferrol aquellos primeros días de confinamiento
Cinco años del Estado de Alarma en Ferrol: miedo, muertes, incertidumbre, teletrabajo y escasez de papel higiénico
Una imagen de lo más apocalíptica de la Estrada de Castela |J. Meis

El Gobierno, reunido en un Consejo de Ministros de carácter extraordinario presidido por el presidente, Pedro Sánchez, aprobaba el 14 de marzo de 2020, hace hoy cinco años, el estado de alarma en todo el territorio nacional por un periodo de quince días, inicialmente, aunque después se prolongó 3 meses y ocho días, hasta el 21 de junio. Fue la forma de afrontar la situación de emergencia sanitaria que estaba provocando el coronavirus en España. 


Fue algo inédito, que nos trasladó a todos a un escenario apocalíptico, algo histórico que parecía fruto de la ficción más rebuscada que nos azotó con fuerza y evidenció nuestra fragilidad.


Aquel día nuestra portada se fijaba en una niña de diez años, Noa, enferma de gripe y guardando cuarentena en su casa, asomada a una ventana. Los datos cuantificados entonces eran leves, solo cinco personas afectadas en la comarca por la epidemia. Al día siguiente, ya iniciado el confinamiento, nos centrábamos en cómo el país entero se paralizaba: “España se para ante el coronavirus”, rezaba la portada, que también repasaba las muertes de otras comunidades como la de Madrid y el acopio de víveres que hacía la gente en el  mercado local. 

 

 

Los días siguieron y con ellos la evolución de la pandemia. En aquellas primeras jornadas en nuestras páginas dimos cuenta del despliegue del ejército por parte del gobierno; la creación de una red de apoyo a mayores vulnerables en la zona; la limitación de servicios públicos y el cierre de oficinas municipales o la reducción de la actividad en Navantia

 

También recogimos las primeras detenciones por saltarse la cuarentena en la zona de Ferrol; el incremento paulatino de positivos (7 a 19 de marzo) o propuestas lúdicas para aliviar el confinamiento de algún concello como el sadurniñés. Informábamos además de los teléfonos para el servicio de reparto a domicilio en la comarca; se habló del incremento del teletrabajo en dependencias públicas; de las quejas por parte de los autónomos de Cofer, solicitando mayores medidas como suspensión del pago de hipotecas; la Armada reducía la presencia del personal en sus instalaciones hasta un 75%.

 

Asimismo, mostrábamos cómo el sector del marisqueo no encontraba compradores entonces para sus productos del mar; se incrementaban las labores de limpieza y concellos como el de San Sadurniño solicitaban a sus vecinos “sentido común” y que solo usaran los campos de cultivos quienes se dedicasen profesionalmente a ello y la Cocina Económica apostaba por los envíos de comida para reducir afluencia al local... 

 

 

El 22 de marzo, solo ocho días después de que se decretara el estado de alarma el gobierno informaba de la primera prórroga del mismo: hasta Semana Santa. El día 23 se conocían las dos primeras víctimas de covid en la zona, de 77 y 92 años y con patologías previas, un concepto con el que nos iríamos familiarizando. Además, hubo que acostumbrarse también a despedir a los fallecidos en soledad, con hasta un máximo de entre cuatro y ocho acompañantes. Cabe destacar que también se frenaron en seco las competiciones deportivas y nos centramos entonces en cómo lo llevaban los deportistas de élite que no podían perder la forma durante el parón. 

 

Y así fueron  llegando más positivos y más muertes, las colas en los supermercados, los paseos con el perro, la fiebre por no quedarse en casa sin alimentos, harina para ese sector emergente de panaderos y reposteros y, como no, el tan deseado papel higiénico. “Yo no sé qué hace la gente con tanto papel”, explicaba la responsable de un supermercado entonces a este periódico.

 

Estado Alarma 2
Las calles desiertas del estado de alarma  | J.M.


Cómo se vivió en la redacción 
 

Aquello nos marcó a todos. También a los que conformamos la redacción de Diario de Ferrol, que debíamos y queríamos seguir informando, lo hicimos como buenamente pudimos, pero nuestras rutinas se vieron seriamente afectadas. 

 

De un día para otro se empezó a teletrabajar y no resultó nada fácil, como rememora  Xosé Fandiño. “Non todos tiñan  portátil nas súas casas, houbo que adaptarse dun día para outro... problemas de conexión, conversas telefónicas para organizar o traballo...”. 

 

Otros compañeros como Verónica Vázquez, asegura que pasó todo el confinamiento en casa. “Decidimos que fuera mi pareja quien saliera del domicilio, cuando bajé a la calle, tres meses después, el contenedor me parecía enorme, acostumbrada como estaba a verlo desde la ventana”.

 

 

Jorge Guzmán también recuerda lo extraño de aquellos días. El fue una de las tres personas que siguió yendo a diario a la redacción, al descartar el teletrabajo. “Al llevar economía apenas había temas del día sobre los que informar”. Por otro lado apunta que “siendo relativamente nuevo como periodista había cierto toque de emoción al saber que estaba viviendo e informando de una situación que solo se podría calificar de histórica, era como estar en un película”. 

 

Pasear por las calles vacías para ir a la redacción “resultaba apocalíptico, algunas personas me gritaban desde sus ventanas y me llegaron a parar militares para que les mostrara mi permiso”, recuerda.

 

 

De aquello destaca también el gran apoyo de su pareja taiwanesa. “Shana me ayudó mucho porque en Taiwán ya habían pasado por esto, así que supo siempre mantener la calma y ofrecerme perspectiva”.


Mariña Bello, por su parte, recuerda que optó por lo que optaron muchos por aquel entonces: volver a casa con sus padres. 

 

“Traballaba en Vilagarcía no sector do turismo, que se veu moi afectado pola pandemia, decanteime por voltar cos meus pais para Ferrol e o certo e que xa  non me volvín marchar”


Eva Mazás estaba terminando la carrera cuando se decretó el estado de alarma. “Estudiaba Periodismo en la Universidad del País Vasco, vinimos yo y una amiga dos días antes para celebrar el cumpleaños de mi madre y ya no volví a la facultad, terminé la carrera desde casa”. 

Explica que su amiga “tuvo que volverse precipitadamente en un avión y yo no lo hice hasta el verano... sobreviví aquí con ropa prestada de mi madre y mi hermana y mientras mis compañeros de piso se llevaron todas mis cosas a sus casas”.


De una forma u otra aquello nos marcó a todos, los que lo padecieron y los que de ello informaron,  para siempre.

 

 

Aplausos y arcoiris en las ventanas

 

Uno de nuestros fotógrafos, Jorge Meis, tras casi treinta años de experiencia asegura que nunca retrató caras más tristes que durante la pandemia

 

“Las caras de la gente en las colas de los supermercados, por ejemplo, se me han quedado grabadas, nunca he visto caras más tristes que entonces”, rememora.

 

Estado Alarma colas
Las habituales colas en los supermercados     J. Meis

Tampoco se le olvida aquella "sensación indescriptible la de ir por zonas como la carretera de Castilla sin gente, sin coches y en total silencio... aquello daba miedo”. 

 

 

"En el hospital había muertos y se vivían momentos muy duros pero nosotros solo podíamos obtener imágenes de los facultativos aplaudiendo, era un poco surrealista todo", aseverá Jorge Meis.

 

Y qué decir de aquellos momentos en los que la gente salía a las ventanas con su propia música, ofreciendo recitales más o menos improvisados, llegando a descubrirse algún que otro artista "covidemergente", colocando dibujos en las ventanas, hasta rindiendo homenaje a Las Pepitas. 

Estado Alarma Pepitas
Homenaje a Las Pepitas durante el confinamiento     J.M.

 

Una serie de momentos que se vivían con especial emoción por todos aquellos que contábamos lo que acontecía, ya fuera escribiendo sobre ello o haciendo fotografías tan impactantes como las de las largas colas para hacer la compra o para hacerse test o para ir a vacunarse, pero también de los momentos en los balcones y terrazas en los que se gritaba al mundo que aquí seguíamos, encerrados pero fuertes... y los aplausos... siempre quedarán para el recuerdo esos aplausos...

 

 

Cinco años del Estado de Alarma en Ferrol: miedo, muertes, incertidumbre, teletrabajo y escasez de papel higiénico

Te puede interesar